La fiebre del oro en Ghana ha desencadenado un desastre ambiental sin precedentes. La práctica conocida como "galamsey", minería ilegal, ha convertido ríos como el Pra en vertederos tóxicos. El mercurio y otros químicos utilizados para extraer oro han contaminado cuerpos de agua vitales, afectando la salud pública y la producción agrícola. El impacto se siente también en las plantaciones de cacao, base de la economía ghanesa.

El arte como denuncia ambiental
El artista Israel Derrick Apeti, conocido como Enil Art, utilizó agua contaminada del río Pra para pintar, ilustrando la devastación. "El agua era tan espesa que podía pintar con ella", comentó Apeti. A través del arte y campañas digitales con hashtags como #stopgalamseynow, la población busca visibilizar la crisis y exigir acción gubernamental.

Destrucción de bosques y aguas

Lo que comenzó como pequeñas extracciones manuales se ha convertido en una industria más sofisticada, impulsada por empresarios extranjeros, especialmente chinos, que ignoran las preocupaciones ambientales. En tan solo siete regiones del país, 4.726 hectáreas de bosque han sido arrasadas, afectando tanto la biodiversidad como la producción de cacao. La Junta de Cacao de Ghana advirtió que la minería ha destruido más de 19.000 hectáreas de cultivo desde 2021.

Los métodos empleados incluyen el uso de excavadoras y productos tóxicos como cianuro y mercurio, cuyos efectos pueden durar siglos en el ecosistema. "Nos estamos envenenando lentamente", alerta el Dr. George Manful, exfuncionario de la Agencia de Protección Ambiental de Ghana.

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Impacto social y económico

Ghana, el sexto mayor exportador de oro del mundo, atraviesa una crisis económica severa. La minería ilegal ha proliferado debido a la falta de empleo, atrayendo a miles de personas que buscan ganar hasta 2.000 cedis semanales en un país donde el salario promedio mensual es mucho menor. Sin embargo, la actividad minera no solo destruye el medio ambiente, sino que también pone en riesgo la salud de quienes participan en ella. Un informe de WaterAid reveló que el 79% de los mineros sufre problemas de salud como dolores en el pecho debido a la exposición a químicos tóxicos.

Reacciones y desafíos gubernamentales

El presidente Nana Akufo-Addo ha prometido desde 2017 erradicar el galamsey, comprometiéndose a recuperar las tierras y restaurar los ríos contaminados. Sin embargo, críticos afirman que el problema ha empeorado durante su gestión, poniendo en peligro la supervivencia del país. Aunque el gobierno ha detenido a más de 850 personas por minería ilegal, los intereses políticos y económicos obstaculizan medidas más contundentes.

Las protestas se han intensificado, tanto dentro como fuera de Ghana, con manifestantes en la diáspora utilizando las redes sociales para exigir el fin de esta práctica. Sin embargo, la popularidad del galamsey entre los sectores rurales y la falta de control en las exportaciones de oro complican los esfuerzos para frenar esta devastación.

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El futuro incierto

La fiebre del oro en Ghana es un reflejo de la lucha entre el desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental. Si no se toman medidas urgentes, el país podría enfrentar una crisis ecológica irreversible, que afectaría tanto su seguridad alimentaria como el acceso al agua potable. WaterAid ya advirtió que, de continuar la contaminación, Ghana podría importar agua en 2030.

La clave para cambiar el rumbo radica en encontrar alternativas sostenibles para el desarrollo, restaurar los ecosistemas y garantizar que la riqueza natural de Ghana beneficie a su gente sin destruir su futuro.

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