Se habla mucho de ecología, sobre todo relacionada con los temas del medio ambiente. ¿Y qué sucede con la ecología interna, la que provee el equilibrio y la sustentabilidad en cada ser humano?
Como definición general, la ecología es una ciencia que estudia a los seres vivos en su ambiente. Viene de la rama de la biología y estudia las interacciones de los seres vivos con su hábitat, e incluye factores derivados de las relaciones que se establecen con otros seres vivos.
Si integramos en estos factores la relación interna con uno mismo, es posible profundizar en la ecología mental y verbal, que permite limpiar la “basura” interior, entendida como la cantidad de pensamientos y creencias limitantes que no permiten el avance hacia los objetivos y metas, y que produzca una calidad de vida acorde con los anhelos.
Por día cada persona tiene aproximadamente 60.000 pensamientos, de los cuales la gran mayoría (se dice que el 90% en muchos casos) son de tono negativo, repetitivos y del pasado. Imagina el impacto ecológico interno que tiene este proceso interior.
La mente produce el resultado de nuestras acciones
Es nuestra mente la que conduce al resultado concreto de lo que producimos en cada aspecto de la vida. Aunque a veces las personas tiendan a echar la culpa a los demás y a evitar la responsabilidad individual, en realidad, esta evasión obedece a la imposibilidad de reconocer, procesar, limpiar y establecer nuevas conexiones internas a partir de asumir los hechos que creamos, provocamos o permitimos.
Hace muchos años que en mi labor como coach empresarial y mentor, trabajo la idea de la “ecología verbal”, partiendo de la base de que las palabras con las que nos comunicamos, tanto en forma de pensamientos, ideas y creaciones internas, como externamente, crean y moldean la realidad de la vida.
Esto significa que si tu lenguaje interno es de crecimiento, expansión y motivación, te fortalecerás por dentro; en cambio si te hablas permanentemente en forma restrictiva, con quejas, reproches, dudas y miedos, el resultado será de debilidad y, por lo tanto, lo que obtengas estará muy lejos de lo que sueñas.
Existe también una corriente de pensamiento llamada “ecología mental”, donde la falta de equilibrio y sustentabilidad interior en cada persona se deben al mismo desbalance en la mentalidad.
Cómo funciona la mente
Haciendo una analogía, la mente es como el software que alimenta de programas al hardware que es el cerebro, el que ejecuta las acciones. Si programamos la mente de la manera adecuada, es posible obtener resultados extraordinarios de los que ni siquiera sabíamos que éramos capaces.
Para el doctor Thurman Fleet, quiropráctico norteamericano que sintetizó algo complejo en un gráfico simple, la estructura de la mente presenta dos dominios sobre los que podemos influir directamente: la mente subconsciente y la consciente.
La subconsciente es la que almacena las emociones y sensaciones de cada experiencia, y de las ideas preconcebidas sobre los acontecimientos que, aunque no los hayamos vivido, le dan una carga emocional -por ejemplo, cuando anticipas un resultado catastrófico de algo que todavía no ocurrió-.
Del tipo de construcción que tú mismo haces de esa carga emocional dependerá el resultado: si es del tipo positivo, dará la orden a la mente consciente (la que ejecuta las acciones) en ese sentido, y acercará los recursos, energía, ideas y vías para encaminar el proceso mental hacia un resultado concordante. En cambio, si la construcción interna es de tipo negativo o restrictivo, también el resultado será de esa forma.
Lo interesante es que los seres humanos podemos moldear el estilo de actividad mental si lo sabemos entrenar.
Es decir que, ejercitándonos, podemos programar el software de la mente para conseguir las metas y objetivos, y un sentido de equilibrio ecológico interno que nos ayude a avanzar.
5 ideas para limpiar la basura mental
Para hacer ecología mental y verbal, es necesario disponerse a la tarea de limpiar continuamente la información que no es útil ni conducente para crear las experiencias de vida que anhelamos.
Para ayudarnos, el cerebro tiene una función específica, llamada poda neuronal o sináptica, que consiste en la eliminación de conexiones de sinapsis entre neuronas. Este proceso elimina las conexiones neuronales poco utilizadas para ayudar a que la capacidad del cerebro esté disponible para lo que sí usas en forma frecuente. En el lenguaje de las computadoras, sería como la desfragmentación del disco rígido que libera espacio en la memoria de tu ordenador.
Sabemos que, como raza humana, estamos en transformación permanente y somos un sistema donde interactuamos con los demás; de allí, por ejemplo, que el entorno tiene peso, al igual que las personas de las que nos rodeamos y la forma de accionar junto a otros.
Si quieres evolucionar, estas cinco ideas pueden ayudar en el proceso de ecología interna, que requiere de práctica y constancia para soltar esquemas arraigados y reemplazarlos por otros, más concordantes con el espíritu que deseas alcanzar:
- 1. Reconocer la limitación
El primer paso es darse cuenta de que existe una forma predeterminada de reacción en cada persona; son mecanismos inconscientes que repites una y otra vez. Yendo a la raíz, se podrá reconocer de dónde proviene, y, desde allí, empezar a trabajar en removerlo. La ayuda de un terapeuta profesional puede ser de gran ayuda, ya que, en muchas ocasiones, esta situación proviene de experiencias de la infancia y del marco de vínculos en el que se ha crecido.
- 2. Querer cambiar
Es fundamental tener el convencimiento y la determinación interna de querer avanzar. El querer es todo lo contrario a un “tengo que”, una obligación. Es una elección propia en el sentido evolutivo y de transformación humana. Sin este componente no habrá cambio posible.
Hay millones de personas que viven estudiando, tomando seminarios, cursos, leyendo libros de superación personal, y en corrientes de tipo espiritual, y sus vidas no avanzan. Es porque el proceso no es intelectual, sino desde la esencia del Ser. El querer cambiar es, en su origen, inherente a la estructura del Ser (no del hacer). Por lo tanto, se acciona desde los niveles sutiles de consciencia para que luego se manifieste en el afuera.
- 3. Desarrollar la atención plena en el presente
Como herramienta generativa, es importante tener plena consciencia del presente para que, cuando irrumpan los pensamientos que ponen en jaque la ecología mental y verbal, los canceles y los reconduzcas hacia otros contributivos.
Al principio será en forma totalmente consciente: esto significa que necesitarás frenar, pensar, observar y actuar, en ese orden, en vez de accionar en forma automática y sin darte cuenta. Este paso forma parte del insight (mirar adentro) indispensable para la transformación hacia un microclima más saludable en términos de ecología interna.
- 4. Ecología verbal consciente
Para empezar a practicar este equilibrio vital puede ser de utilidad observar los pensamientos y la forma de lenguaje que se utiliza al expresarlos. Hay un lenguaje interior, el diálogo rumiante y la auto charla que todos tenemos, y externo: lo que comunicamos y transmitimos.
Como herramientas prácticas, observa tus palabras, la estructura de tus comunicaciones y la forma en que ésta apoya o no tus resultados. Cambiando la estructura mental de la comunicación podrás lograr un impacto significativo en el logro. La PNL - Programación Neuro Lingüística es una de las disciplinas más completas que conozco para entrenarse en estas habilidades.
- 5. Tener un entrenador y herramientas de apoyo
Un terapeuta sensible, actualizado y abierto; un coach experimentado y un consejero psicológico, pueden ser de gran apoyo en el cambio de estructura interna que se necesita para conseguir una energía limpia y sustentable internamente.
También funciona complementarlo con lecturas que te enaltezcan y no reduzcan tu capacidad; seminarios y talleres que ayuden a crecer y que inviten a la reflexión; rodearte de personas con espíritu constructivo más allá de los desafíos; modelar a quienes ya han avanzado en este camino; escuchar música estimulante; reconocer y balancear tus emociones; y acceder a películas, podcast y materiales que te inviten a la indagación apreciativa de tu propia valía como ser humano único e irrepetible.
Como observas, los caminos son ilimitados, toman tiempo, requieren de tu ejercitación permanente, y el resultado es gradual.
¿Cómo empezar ahora mismo? Sólo hay que decidir si quieres evolucionar, animarte a cambiar y, mejor aún, a transformarte de raíz. Y esa, es una elección que sólo tú puedes tomar.