A todos nos puede pasar de sentir que el mundo nos lleva puestos, a toda velocidad, como un río caudaloso. Y que los compromisos, el trabajo, las relaciones y los estados de ánimo nos tironean y nos empujan incluso hacia lados que no queremos, ni tenemos claro para qué lo hacemos.
Si lo piensas bien, quizás concluirás que el máximo rigor lo tenemos dentro nuestro en la forma de un tirano interior que da órdenes todo el tiempo y que se manifiesta como una voz que nos habla recordándonos las cosas que supuestamente hacemos mal, o los comportamientos erróneos, o la parte crítica que nos duele e impide enfocarnos en mejorar.
Es que este tipo de tirano boicotea por dentro y nos sumerge en una sensación de desánimo y debilidad, acompañada de agotamiento físico y mental.
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En personas muy autoexigentes, el foco suele ponerse en todo lo que falta, incluso teniendo grandes logros en distintos ámbitos de la vida.
Así le habla a nuestra mente:
El tirano interior tiene un diccionario propio inundado de “debería…” y de “tengo que…”, dos frases rígidas a la hora de elegir las mejores posibilidades para avanzar. Ambas representan la obligación, el deber ser, y son justamente de las que se vale este personaje limitante para frenar y tirar hacia abajo con sus exigencias que no tienen fin.
Como se especializa en el pensamiento catastrófico, le encanta descalificar cualquier logro que tengas, y lo pone bajo la óptica de “podrías haberlo hecho mejor” o, peor aún, “seguramente no vas a poder”, anulando la voluntad de quien le preste oídos.
Otro mecanismo sutil del tirano interior es que crea miedo donde no lo hay; aparece la tendencia a generar temores infundados y fantasías negativas acerca de todas las iniciativas, con el fin de disuadirte de moverte hacia algo superador.
¿Será que habita dentro de cada uno como una expresión de insatisfacción del ego? Es probable, puesto que el ego se manifiesta en forma insaciable e implacable, hace reclamos y pone todo tipo de cuestionamientos, queriendo salirse con la suya.
Un ejemplo de esto es cuando tienes un comportamiento que sabes que no fue acertado en cualquier aspecto, y por eso te descalificas: observa cómo una mirada sobre tu forma de proceder se transforma instantáneamente en una crítica a ti, juzgándote.
El tirano interior intenta tironearte desde que naces, cuando sólo eres capaz de observar cómo se comporta el entorno y el tipo de vínculos y cuidados que has tenido. Como modelas a tus personas de referencia, es posible que hayas asimilado alguna crítica, un llamado de atención para que te calles, un grito o un reto de una forma poco estimulante. Así empezaste a juzgarte y a castigarte interiormente. Es comprensible, porque cuando eres bebé no tienes discernimiento, aspecto que se desarrolla cuando empiezas a socializar.
De adultas, conozco muchas personas que tienden a repetir estos patrones, incluso lo han venido haciendo toda la vida. Lo relevante es que es posible cambiarlos, trabajando conscientemente en ellos, incorporando otros de signo positivo que permitan que tengas una estructura interior más constructiva.
3 claves para desactivar tu tirano interno
Si eres de las personas excesivamente críticas hacia ti y que sientes que el tirano puede contigo, estas tres ideas te pueden ayudar a desactivar ese personaje que limita las posibilidades de expansión que tienes:
1. Escucha y trabaja tu diálogo interior
El lenguaje con el que te comunicas crea estados de consciencia; y esos estados se manifiestan como realidad en tu vida.
Por ejemplo, si desmereces todo lo que logras, te criticas en exceso, incluso te insultas y te aborreces, ahí está tu tirano haciendo de las suyas.
Para trabajar estos aspectos, lleva un diario con el lenguaje tóxico que utilizas, no sólo las palabras que dices hacia afuera -que seguramente son parecidas- sino lo que te expresas interiormente. Registra los momentos en que aparecen esos pensamientos degradantes hacia ti. Luego, cambia esas palabras por otras que sean edificantes, e incorpóralas paulatinamente en tu uso cotidiano.
Será clave que frenes a tiempo el impulso automático como una primera barrera al tirano interno. Necesitas ejercitar este aspecto, junto con el de reemplazar el lenguaje que usas contigo y con los demás.
2. Cambia el “Yo soy así” por…
… “A veces me comporto de tal forma”. Esto producirá una transformación esencial en el proceso de desactivar tu parte tirana, ya que le resta poder y lo va disminuyendo.
Ninguna persona “es” todo el tiempo de una sola manera en sus comportamientos. Este ejercicio trata de dejar de personalizar (“yo soy así”) para pasar la acción al nivel del comportamiento (“a veces me comporto…”).
Observa como la práctica continuada de este esquema de pensamiento y acción produce un resultado notable, que se reflejará en una mayor aceptación de tu vida, tus circunstancias y la forma en que las reflejas en tu interior.
3. Apóyate en lo que sí quieres lograr
Aquí la tarea consiste en que cada vez que aparezca la tendencia a expresar las cosas en forma negativa (por ejemplo, “no quiero estar más gordo/a”), las expreses de manera positiva (“estoy consiguiendo mi peso óptimo, y me siento saludable y con energía”). Se trata de reprogramar la mente subconsciente, que es justamente la que se nutre de las emociones y los sentimientos; y de allí pasas esas sensaciones a los pensamientos, que moldean la realidad que vives.
Este cambio del switch mental en tu esquema de pensamiento te ayudará a ser más suave contigo, a evitar castigarte tanto y a disminuir el impacto de ese ser tiránico que habita en ti, reemplazándolo por otro más compasivo, comprensivo y paciente. Y eso mismo es lo que lograrás manifestar ejercitándote lo suficiente.
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