Después de los terribles episodios que atestiguó con sus fotografías sobre la hambruna, éxodos y migraciones, la desesperanza abatió a Sebastião Salgado, el foto reportero multipremiado en el mundo y referente de la fotografía documental contemporánea. Se encontraba exhausto física y emocionalmente tras documentar el genocidio de Ruanda.
Enfrentado a una humanidad de violencia feroz, decidió -impulsado por su esposa la arquitecta Lélia Deluiz Wanick-. regresar a la tierra, a su hogar en Brasil, para reconstruir la propiedad de su padre en Aimorés, Minas Gerais que había sido erosionada y brutalmente deforestada.
Al ver la zona totalmente estéril y carente de vida, decidieron mostrar lo que puede hacer un grupo de personas decididas contra la deforestación, iniciando el proceso de reforestación.
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«La tierra estaba tan enferma como yo… todo destruido. Solo un 0,5% de la zona tenía aún árboles. Entonces mi esposa tuvo la fabulosa idea de replantar el bosque, y eso comenzamos a hacer. Después volvieron los insectos las aves y los peces, y gracias al aumento de árboles, yo también renací, fue un momento muy importante,» dijo Salgado en The Guardian allá por 2015.
Sebastião y Lélia demostraron al mundo lo que es capaz de hacer un pequeño grupo de personas con fe en la Madre Tierra y en el ser humano.
Sebastiao y Lelia fundaron el Instituto Terra, una organización que ya ha plantado 4 millones de árboles y ha recuperado el bosque. «Solo hay un ser que transforma el CO2 en oxígeno, y es el árbol. Hay que replantar los bosques con árboles nativos, y recoger las semillas en la misma región en las que las vas a plantar, o no vendrán ciertos animales. Si plantas bosques que no son de la zona, la fauna no viene y hay silencio».
Y tras asegurarse de que todo lo que plantaban era nativo, el área ha florecido notablemente en los últimos 20 años. La fauna ha vuelto y ahora no se escucha más que el zumbido de los insectos y el canto de los pájaros.
Hasta el momento, han vuelto 172 especies de aves, 33 de mamíferos, 15 de reptiles y otras 15 de anfibios, con 293 especies de plantas. ¡Todo un ecosistema reconstruido!
El proyecto ha inspirado a millones de personas, proporcionando un ejemplo concreto de acciones ecológicas positivas y mostrando lo rápido que se puede recuperar el ambiente, cuando hay vocación y decisión.
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