Quienes permanecen siempre ocupados son valorados, siendo frecuente la crítica hacia el ocio o la serenidad. Nuestro tiempo hereda lógica del capitalismo y la obsesión productiva de la Revolución Industrial, sin percatarnos de que no es un buen modo de vida.
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Lo cierto es que estar ocupado todo el tiempo no es bueno. Las jornadas maratónicas y la desmedida actividad laboral conllevan un desequilibrio. Y es que las personas no son solo máquinas productivas. También, son padres, conyugues, seres que necesitan reposar.
Resulta que es necesario evitar el estar ocupado para no pensar. En nuestro tiempo, las personas están cumpliendo una tarea tras otra. No se dan una pausa que permita la reflexión.
Estar ocupado y ser productivo son cosas distintas
Además, estar ocupado no significa ser productivo. Y esto es algo que las culturas orientales tienen claro: muchas veces estar siempre ocupado impide enfocarse en nuevas metas.
Un proverbio zen afirma que: “Al estar, sin hacer nada, la hierba crece y la primavera aparece por sí sola”. Es decir, creemos que somos engranajes que siempre deben moverse. ¡Esto no es cierto! Una persona que siempre está ocupada puede estar cumpliendo un rol innecesario. No hace nada de mayor utilidad.
La exagerada actividad laboral envejece y repercute en la salud
Está demostrado que el estrés y las canas van de la mano. También, que así se detonan las enfermedades del corazón. Y es que es un error mezclar la idea de estar ocupado significado de prosperidad, así como la creencia que el trabajo sin pausa es el camino a la riqueza.
No hay duda que el gran de mal de nuestro tiempo es el ideal del trabajo sin parar. Desde niños, se inculca que más importante que “pensar” es el “hacer”. Las personas creen que, para ganarse el respeto de la sociedad, es obligatorio trabajar sin descanso.
¿Cómo cambiar la idiosincrasia del trabajo sin cesar?
Este mal modo de pensar debe ser erradicado. Un buen ejemplo es el budismo y muchas civilizaciones orientales. Se trata de culturas que valoran los beneficios de la meditación y permiten que el mundo siga sin cauce, sin sentir ansiedad por controlarlo todo.
Ten en cuenta que al estar siempre ocupados no somos libres, sino que estamos atados a la cadena de producción. Debemos soltar amarras y tomar unos minutos para nosotros.
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¿Siempre tienes mucho trabajo? Es hora de que cambies este paradigma. Empieza a valorar la pausa, el instante de sosiego. Te darás cuenta que la energía de tu cuerpo y de tu mente se reponen. Eres un ser vivo. Necesitas disfrutar el mundo y conectarte con el planeta. ¡Hazlo ya!