Muchas veces la idea del amor va unida a la de dos almas gemelas que, estando separadas, se unen para siempre. Pero, ¿es bueno en el amor ser "dos gotas de agua"?
En general, es más fácil encontrar parejas con personalidades opuestas que idénticas. ¿Cuál es la explicación de esto?
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Somos seres sociales desde que llegamos al mundo. Solo basta con ver a un recién nacido para entender cómo nos nutrimos del amor que recibimos, y cómo ese amor incide luego en nuestro crecimiento.
Alguien que es opuesto a nosotros, en primer lugar, nos refleja algo que debemos aprender. Toda relación es un juego de proyecciones: lo que ves en el otro -sobre todo lo que te molesta- es algo que en verdad te resuena de ti mismo. Por eso, estar en pareja es un intenso aprendizaje de a dos.
Y, en segundo lugar, alguien opuesto funciona como un complemento, forma un equipo con nosotros. Es algo que buscamos, incluso de forma inconsciente. Por ejemplo, si el otro es más distante que nosotros, nos ayudará a no ser tan apegados; si es muy relajado, hará que no siempre estemos tan preocupados por las cosas.
Sin embargo, aunque estos opuestos se atraen, también a menudo pueden chocar a sobremanera. Pues, como decíamos antes, el otro nos muestra algo que nosotros tenemos que trabajar. Un ejemplo cotidiano: si alguien es muy desordenado y eso nos enoja mucho nos hace preguntarnos: ¿qué relación tengo yo con el orden? ¿Qué es lo que quiero controlar? ¿Qué me sucede con eso? O, si el otro es más frío: ¿cómo se demuestra el amor para mí? ¿Qué me pasa si el otro se muestra más distante? ¿Me siento rechazado, solo o triste?
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Si una pareja de dos opuestos que se atraen como un imán aprenden a verse no como adversarios, sino como aliados, como complementos, la relación podrá ser muy beneficiosa para ambos. Si esto sucede, lograrán ayudarse a aprender y evolucionar desde el amor, y ésa es una de las formas más bonitas de aprendizaje que la vida nos pone en el camino.
Pero si no es así, los opuestos podrían configurar relaciones tóxicas que sigan reproduciendo lógicas de amor poco sanas. Es el caso, por ejemplo, de personas narcisistas con otras más inseguras.
Por eso, cuando hay una atracción irresistible, cuando dos personas se desean de una manera que parece imposible de resistir, lo más importante es no perder de vista el propio radar emocional. Si realmente te hace bien al corazón, ¡adelante! Tu opuesto será tu mejor maestro. Pero si no es así, lo mejor puedes hacer es volver a ti mismo para sanar esas heridas que inconscientemente te pulsan a buscar una y otra vez relaciones que no te hacen bien. Recuerda que el amor comienza en ti.
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