Los brazos del Cuatro son el Dos y el Uno
- El DOS es “el que da”. La dimensión más importante de su existencia son las relaciones basadas en el amor, la entrega, la generosidad. Siempre está disponible cuando los demás lo necesitan, seguro de que cualquier problema tiene solución. Necesita el agrado y el reconocimiento porque retroalimentan su tendencia a dar. Esta actitud alienta al Cuatro pasar del vínculo consigo mismo al vínculo con el otro, activa su capacidad de pensar en plural y salirse de los nudos de auto-enredo.
- El UNO es el idealista: ordenado, disciplinado, ético. Su energía se canaliza en el esfuerzo por mejorar la realidad dentro y fuera de sí mismo. Siente que toda gratificación debe postergarse hasta haber hecho lo que corresponde, dado que la virtud es suficiente recompensa. Estas cualidades invitan al Cuatro a organizarse, a pasar de la dispersión a la disciplina.
Los brazos del Cinco son el Siete y el Ocho
- El SIETE es el optimista, aquel que nunca pierde la magia de la niñez. Vive con pasión y contagia su alegría; disfruta haciendo múltiples proyectos y experimentando todo tipo de vivencias gratificantes. Es así que le trae el Cinco la capacidad de disfrutar, de reírse, de pasar de la estructura a lo lúdico, de vivir la vida.
- El OCHO es un líder capaz de luchar por las cosas en las que cree, sin dejarse manipular porque lo guían fuertes convicciones, como el valor de la justicia que ocupa un lugar central en su vida. Transmite intensidad, fuerza y decisión en lo que hace. Este modo de actuar impulsa al Cinco a pasar de la reflexión a la gestión, saliendo del lugar de espectador.
Los brazos del Seis son el Tres y el Nueve
- En el TRES pulsa el desafío de la vida. Se distingue por la claridad de sus objetivos, el alto nivel de energía que lo anima, la confianza con que mira el futuro y la intensidad con que trabaja. Todo lo mencionado contagia al Seis una buena cuota de optimismo, que le permite salir de la indecisión y los miedos y lo invita a… animarse.
- El NUEVE es el pacificador, tiene un carácter tranquilo, ecuánime y equilibrado. Su modo calmo de expresar verdades a veces duras, hace que a los demás no se les dificulte aceptarlas. Este modo armónico de transitar la vida contagia al Seis y lo anima a salir del bloqueo, producto de sus temores, para vivir con creciente serenidad.