La ceniza arrojada por el volcán filipino Taal está siendo mezclada con desechos plásticos para hacer ladrillos de construcción. Se trata de una respuesta creativa y muy práctica para aprovechar los residuos de los persistentes problemas de contaminación y frecuentes desastres naturales que sufre el país.
El volcán despertó con un estallido el 12 de enero, enviando columnas de cenizas al cielo y dejando la ciudad cercana de Biñan cubierta de un fino polvo gris.
Las autoridades no solo limpiaron el desorden, sino que decidieron combinar las cenizas con arena, cemento y plástico desechado para formar alrededor de 5.000 ladrillos al día para proyectos de construcción locales.
"En lugar de acumular la caída de las cenizas, podemos convertirla en algo útil", dijo el oficial ambiental de la ciudad, Rodelio Lee, a Reuters.
El plan fue originalmente del alcalde de Biñan, Walfredo Dimaguila, quien ordenó a los residentes que recogieran las cenizas que cubren carreteras, casas y autos para ponerlos en sacos y enviarlos a una fábrica estatal, donde serán convertidos en ladrillos.
“Cuando llegó la ceniza, pensamos en cambiar la arena blanca que mezclamos con plásticos para convertirla en ladrillos con ceniza. Lo hicimos y salieron fuertes ", dijo el alcalde. Por el momento, los están usando para reconstruir escuelas dañadas.
"Lo que planeamos es convertirlos en bloques huecos y ladrillos, y venderlos a las empresas interesadas", dijo Dimaguila, y agregó que las ganancias se donarían a las personas directamente afectadas por el volcán.
Varios edificios en pueblos junto al lago cerca del volcán Taal, ubicados a unos 70 kilómetros al sur de la capital, fueron destruidos cuando las pesadas cenizas destruyeron los techos improvisados y derribaron árboles.
Crisis de residuos
Filipinas se enfrenta a una situación muy complicada en el área del tratamiento de residuos. En 2019, un informe nacional indicó que los habitantes del país usan una cantidad "impactante" de plástico de un solo uso.
El país también sufre unas 20 tormentas importantes al año y terremotos regulares que, en conjunto, causan la muerte de cientos de personas cada año. Debido a su posición en la zona de actividad sísmica del "Anillo de Fuego" del Pacífico, también sufre erupciones volcánicas periódicas.
Los chorros de lava de Taal y las paredes de ceniza de 15 kilómetros han enviado a más de 70.000 personas a centros de evacuación y han provocado advertencias de que podría ocurrir una erupción mucho más grande en cualquier momento.
Pero con cenizas volcánicas y plástico desechado en abundancia, los funcionarios en Biñan ven este proyecto como un resquicio de esperanza. "En estos momentos, nuestra creatividad se hace evidente", dijo el alcalde de Binan, Arman Dimaguila.
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