4. DOS Y SIETE: EJE DE LA COMUNICACIÓN
El Dos y el Siete comparten el eje de la comunicación (del brindarse al mirarse y viceversa). El Dos es una persona afectuosa, cuidadosa, generosa y empática. Siempre lo encontramos disponible: da lo mejor de sí cuando los demás se encuentran en situaciones de crisis. Le trae al Siete la posibilidad de comprometerse en el cuidado de los afectos. El eneatipo Siete, siempre bien dispuesto, contagia su vitalidad y su alegría. Fantasea sobre las infinitas posibilidades que ofrece la vida y no está dispuesto a perderse nada estimulante o gratificante. Esta actitud positiva marca su modo de situarse y de relacionarse. Invita al Dos a mirarse, relajarse y disfrutar de la vida.
5. TRES Y SIETE: EJE DE LA IMAGEN
El Tres y el Siete constituyen el eje de la imagen (del hacer para lograr al disfrutar y viceversa). Al Tres le resulta natural proponerse objetivos y cumplirlos, como también motivar, apasionar y capacitar a otras personas, debido a su alto nivel de energía y a la confianza con que encara cada proyecto. Brinda al Siete un sólido envión para pasar de la dispersión al logro: lo impulsa a concretar. Al mismo tiempo el Siete, centra su atención en todos los aspectos positivos de cada situación, dejando el camino abierto a todas las opciones. Muestra al Tres que es posible dejar de trabajar compulsivamente para ser reconocido y lo invita a darse tiempo para el deleite.
6. TRES Y OCHO: EJE DE LA INDEPENDENCIA
El Tres y el Ocho comparten el eje de la independencia (de un hacer fructífero al hacer ético y viceversa). El Tres se caracteriza por ser confiado, eficiente, emprendedor. Es exitoso llevando a cabo sus proyectos de manera competente, así también como proponiéndose objetivos y cumpliéndolos. Muestra al Ocho que es posible pasar del ímpetu a la acción efectiva. El Ocho es un líder nato. Capaz de luchar por aquello en lo que cree, sin dejarse manipular porque lo guían fuertes convicciones personales, como el valor de la justicia, que ocupa el centro de su vida Invita al Tres a pasar de un hacer prolífico a un hacer ético, cultivando el altruismo.
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