Seguro habrás visto alguna vez el círculo cromático, una gran ruleta con todos los colores y tonalidades posibles.
Tal vez lo viste en una clase de plástica, artística o dibujo. Pero ¿sabías que puede ayudarte a entender algunas revelaciones sobre el amor?
Aunque nos han enseñado que en las parejas una persona es el "alma gemela" o la "media naranja" de la otra, como si en las similitudes se encontrara el secreto para una buena relación, el círculo cromático nos revela otra verdad más real.
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En su disposición, cada color es complementario de su opuesto. De esta manera, el complementario de un color primario siempre será uno secundario y viceversa.
A primera vista, amarillo con violeta, azul con naranja y rojo con verde, no se parecen en absoluto ni nadie diría que juntos van bien. Sin embargo, de su unión surgen efectos que cualquier amante del arte puede apreciar.
Los complementarios producen armonía, movimiento, vibración porque se intensifican el uno al otro. Juntos resaltan zonas de interés en una pintura, e incluso pueden producir imágenes brillantes y vibrantes.
De la misma manera, en una pareja sana lo que importa no son las similitudes entre ambos, cuantas cosas en común tengan, cuán iguales sean. Por el contrario, lo principal es qué tan bien puedan complementarse, funcionar como un equipo, aportarle al otro lo mejor de sí para ayudarlo a crecer, y viceversa.
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Siguiendo con las revelaciones del círculo cromático, cuando en un cuadro se busca un color específico pero queremos volverlo un poco más intenso o resaltarlo, se le agrega una pequeña cantidad del complementario, pero sin cambiar su tendencia principal del color. Es decir, el otro sirve para potenciar el color, pero no para cambiarlo por completo, no para transformarlo.
Así deberían ser también las buenas relaciones: nutrirse, potenciarse, brindar eso que al otro lo hace ser mejor, pero sin cambiar su esencia.
Por último, nunca está de más recordar que el círculo cromático también nos trae la importancia de los colores intermedios: se pueden usar diferentes matices.
Las posibilidades son infinitas, las combinaciones más perfectas lo son para una pintura en específico y quizás no para otra. Y para lograrla no existe fórmula perfecta, sino el entregarse a la aventura de probar las combinaciones incluso menos pensadas. En el amor también es así.
¿Qué piensas sobre estas revelaciones del círculo cromático sobre el amor? Déjanos tus comentarios.
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