Martin Lohmann sabe exactamente qué lo motivó cuando estaba planificando sus vacaciones de invierno en el valle austriaco de Kleinwalsertal. "Fueron varias razones", cuenta a DW.

"Necesitaba un cambio de lugar, alejarme del gris invierno del norte de Alemania, tomar un poco de aire fresco en un entorno natural y pasar tiempo con mi esposa y mis hijos".

Lohmann es uno de los más de 50 millones de alemanes que se van de vacaciones todos los años. También es un experto en lo que motiva a los alemanes a viajar.

Lohmann, que tiene un título en psicología, fue director del Instituto de Investigación Turística del Norte de Europa (NIT).

Ayudó a realizar el análisis de viajes Forschungsgemeinschaft Urlaub und Reisen (Asociación de Investigación para Vacaciones y Viajes), una encuesta anual representativa de la población sobre el comportamiento de viaje de los alemanes desde 1970.

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Martin Lohmann dice que las motivaciones de viaje de los alemanes no han cambiado mucho en los últimos 50 años.

La playa y el sol motivan

La encuesta examina por qué a los alemanes les encanta viajar. Las razones más comunes para viajar dadas por los participantes incluyeron "alejarse de todo", "divertirse", "sol, calor, buen clima", "recargar las baterías" y "pasar tiempo juntos".

Mientras tanto, razones como "experimentar una nueva atmósfera", "estar en la carretera", "experimentar otros países", "hacer algo relacionado con la cultura y la educación" e incluso "practicar deportes" ocuparon un lugar bajo en la lista.

Para decirlo de manera franca, la gran mayoría de los alemanes simplemente quiere tumbarse en la playa y relajarse.

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Según Lohmann, esta ha sido la principal motivación de viaje de los alemanes en los últimos 50 años. "Predominan los motivos egocéntricos", dice. "La gente está principalmente preocupada por cambiar su situación".

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Los alemanes se van de vacaciones en gran parte para relajarse en la playa, según una investigación.

Christina Miro, psicóloga, terapeuta de viajes y viajera apasionada, está de acuerdo con los resultados, aunque sentarse en la playa no es su forma preferida de viajar.

"Personalmente, me atrae lo extranjero y lo desconocido", dice. La mujer está particularmente interesada en la cultura, el idioma y aprender sobre la forma de vida de la población local. "Me resulta emocionante aprender más sobre otros países", manifiesta.

"Después de un período estresante en el trabajo, uno añora el descanso y la relajación en las vacaciones. Y las vacaciones se asocian principalmente con el calor, el sol, la playa y el mar”, destaca.

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La psicóloga Christina Miro dice que las personas están compensando todos los viajes que no pudieron hacer durante la pandemia.

Viajar a pesar de las crisis

Al igual que en períodos anteriores de crisis, la pandemia de coronavirus no tuvo un efecto duradero en el apetito de los alemanes por viajar.

Así como los ataques terroristas o las catástrofes ambientales solo frenaron brevemente la industria del turismo, el sector se recuperó rápidamente una vez que se levantaron las restricciones de viaje relacionadas con la pandemia.

En muchos lugares, las cifras de turismo del año pasado casi volvieron a estar a la par con las de 2019 y Miro no se sorprende.

"Nos faltaron experiencias positivas durante la pandemia”, dice. La necesidad de actividades de ocio, contacto social y variedad solo podía satisfacerse de forma limitada, al igual que el deseo de abandonar el entorno familiar y viajar seguía sin cumplirse. "Estamos compensando eso ahora", agrega.

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Más de 50 millones de alemanes se van de vacaciones cada año.

Independientemente de los motivos de la gente, viajar tiene un efecto significativo en el cuerpo y la mente. "El hecho de que tantas personas viajen repetidamente debe tener algo que ver con el hecho de que les hace bien", observa Lohmann.

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Las vacaciones producen sentimientos de relajación que pueden durar mucho tiempo después de que termine el viaje. El efecto generalmente se disipa de tres a cuatro semanas después de regresar, explica.

El "feedback” positivo juega un papel

El reconocimiento social es otro efecto positivo de hacer un viaje. La gente disfruta escuchando palabras de admiración de amigos, familiares y colegas cuando relatan sus aventuras de viaje, dice Lohmann. La gente disfruta el efecto, aunque puede que no sea la razón por la que hicieron el viaje", explica Lohmann.

Viajar también puede tener un impacto positivo en la confianza en uno mismo, especialmente si uno asume un desafío durante las vacaciones, como practicar un idioma o realizar una actividad física difícil.

Fuente: DW