“Como mexicano, fue un privilegio ser propuesto por el Grupo de América Latina y el Caribe (GRULAC) y elegido por unanimidad en 2018 para dirigir los trabajos de este órgano científico”, dice en entrevista con DW Hesiquio Benítez, primer mexicano y segundo latinoamericano en desempeñarse como presidente del Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico (SBSTTA, por sus siglas en inglés) de la Convención de Diversidad Biológica (CDB).

Benítez, que ejerce como director de Cooperación e Implementación en Biodiversidad de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) de México, continuará en este cargo a la espera de la elección de la nueva Presidencia, siendo su mandato el más largo en la historia del CDB.

DW: La pandemia postergó la celebración de la COP15, prevista en China en 2020, al pasado mes de diciembre, en Canadá. ¿Qué importancia tendrán sus resultados para proteger la biodiversidad de la región?

Hesiquio Benítez: La pandemia puso en evidencia nuestra gran dependencia de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, y los efectos devastadores de las actividades humanas sobre la biodiversidad, que comprometen nuestro futuro bienestar.

Entre los resultados se destaca el nuevo Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal, con sus objetivos y metas, que será el referente de esta década para tomar medidas urgentes y enderezar el camino en la conservación, restauración y uso sustentable de la biodiversidad, para vivir en armonía con la naturaleza.

Los países de América Latina y el Caribe son clave al ser poseedores de una gran riqueza biológica y cultural, con poblaciones humanas en crecimiento y grandes retos de desarrollo social, económico y de derechos humanos.

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En México, Hesiquio Benítez es director de Cooperación e Implementación en Biodiversidad de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).

Se estima que un millón de especies de plantas y animales se encuentran en peligro de extinción. No obstante, se explotan 50.000 especies silvestres para cubrir las necesidades de millones de personas.

¿Cómo puede un uso sustentable de las especies silvestres ayudar a revertir esta crisis de pérdida de biodiversidad?

En el continente americano, los servicios ecosistémicos contribuyen ampliamente a la calidad de vida y la reducción de la pobreza, teniendo un valor económico estimado del equivalente al PIB de la región.

Sin embargo, estamos experimentando una fuerte disminución debido a la pérdida de biodiversidad causada, principalmente, por el cambio climático, que, a su vez, acentúa los impactos de las otras cuatro causas directas de pérdida de biodiversidad: degradación de hábitat, contaminación, especies invasoras y sobreexplotación.

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Afortunadamente, se pueden revertir esas tendencias. Por ejemplo, entre 1970 y 2010, aumentó en un 17% la protección de áreas clave de biodiversidad; se han implementado efectivamente políticas económicas y sectoriales, como el pago por servicios ambientales y la certificación ecológica.

Tomando en cuenta que las proyecciones de la evaluación regional estiman que, para 2050, la población de las Américas aumentará en un 20%, el uso sustentable de la biodiversidad será crucial para la conservación.

En 2022, la IPBES aprobó la Evaluación de Uso Sostenible de Especies Silvestres, que coincide en la urgencia de cambios transformadores que integren sistemas de valores plurales, distribución equitativa de costos y beneficios, cambios en los valores sociales, normas y preferencias culturales; e instituciones y sistemas de gobernanza eficaces.

Entre las causas de pérdida de biodiversidad de la región se encuentra el comercio ilegal de la fauna silvestre.

El pasado mes de noviembre, en Panamá, en la cumbre de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), los países acordaron proteger especies de tiburones y de rayas. ¿Qué repercusiones tiene eso para México?

Con las nuevas inclusiones de la COP19 de la CITES en Panamá, el comercio internacional de 178 especies (el 15% mundial), de un total de 1.226 especies de tiburones y rayas conocidas, será regulado por esta convención.

El comercio de 55 de esas especies ocurre en aguas mexicanas, mayormente de aletas, con destino a Asia. Estas nuevas inclusiones representan un reto importante para México, ya que, su comercio internacional se regula con un sistema de permisos y certificados que demuestren su legal procedencia, y son respaldados por un dictamen de extracción no perjudicial a las poblaciones silvestres emitido por la Autoridad Científica, basado en información biológica, comercial y de regulación.

Esto requiere del trabajo conjunto entre autoridades pesqueras y CITES para establecer las acciones necesarias que nos lleven hacia la conservación de las especies a través de su uso sustentable.

¿Cómo ha sido la evolución de CONABIO, después de su puesta en marcha hace 30 años y en la que ejerces como Director de Cooperación e Implementación?

Desde 1992, CONABIO ha transitado por diversas fases de desarrollo. Hoy día, es una plataforma de información de acceso público, que genera inteligencia y comunicación para apoyar la toma de decisiones sobre la conservación y el uso sustentable del capital natural de México.

Algunos de sus hitos son el Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad (SNIB), que contiene 14 millones de registros de especímenes, la creación del Sistema Nacional de Monitoreo de la Biodiversidad (SNMB), el Sistema Nacional de Consulta de Incentivos Concurrentes (SINACIC), plataforma pionera en México que contribuye a evitar la expansión de la frontera agrícola sobre bosques y selvas, y el Sistema de Alerta Temprana de Incendios Forestales, que lleva operando más de 20 años.

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CONABIO colabora con 27 gobiernos estatales para mejorar las capacidades locales de planeación y gestión de los recursos biológicos del país. En cooperación internacional ha colaborado con Alemania, Belice, Chile, Colombia, la Comisión de Colaboración Ambiental con América del Norte (CCA), Costa Rica, Francia, Guatemala, Panamá, Reino Unido y la Unión Europea.

Fuente: DW