Descubrí el concepto de “aceptología” a través del español Borja Vilaseca, especialista en eneagrama y desarrollo personal, especialmente en su libro “Encantado de conocerme” y durante sus entrenamientos. Y me completó de sentido aquella idea acerca de “lo que resistes, persiste”.
Esta teoría forma parte de varios módulos de enseñanzas de auto conocimiento creados por Gerardo Schmedling (1946-2004), un filósofo colombiano, humanista, sociólogo y “cooperólogo” autodidacta en los distintos campos donde se formó e intervino, dedicado al servicio de los demás, por ejemplo a través de su obra y de lo que llamó Escuela de Magia del Amor.
[También te puede interesar: 6 lenguajes que todos hablamos en la actualidad]
Para aproximarnos al pensamiento de este inspirador de consciencias, cada día afrontamos dos tipos de realidades:
- La realidad externa, representada por los acontecimientos, hechos y eventos que ocurren en nuestro entorno;
- La realidad interna, que nace de la interpretación que cada uno de nosotros hacemos sobre esos hechos, incluyendo las expectativas, fantasías e ilusiones.
Cuando experimentamos una diferencia sustancial entre la realidad externa y la interna, esto nos genera sufrimiento.
En una gran cantidad de situaciones no es posible que podamos modificar esa realidad externa para que coincida con nuestra expectativa. Lo que sí podemos lograr es modificar la realidad interna: nuestra interpretación de lo que sucede externamente. Al hacerlo, no eliminaremos quizás el dolor de aquel acontecimiento que nos preocupa, aunque definitivamente sí podemos reducir o eliminar el sufrimiento innecesario que le hemos añadido.
La clave de aceptar
Como humanos intentamos aferrarnos a lo conocido, incluso a aquello que nos duele y nos perjudica. Y todo parte de la imposibilidad de aceptar lo que es. Tal cual es.
La realidad es neutra, afirma Borja Vilaseca; y es cierto, debido a que todo lo que calificamos como experiencias positivas o negativas, son una creación de nuestra reacción emocional frente a lo que nos ocurre.
Entonces, todo aquello que no soy capaz de aceptar es la única causa de mi sufrimiento.
Sufres porque las experiencias que imaginaste en tu expectativa acerca de cómo iban a ser las cosas no resultaron, y es el ego el que quiere hacerte creer que puedes dominar y cambiar la realidad externa para adaptarla a tus deseos y designios. Y eso no es posible.
Las cosas son. De allí que la realidad es neutra. Lo que le adicionamos emocionalmente es lo que determina cómo la interpretamos, y allí aparece el sufrimiento.
Lo que define la carga emocional de los acontecimientos es la intención a la que la someto, para clasificarla y, de alguna manera, querer forzarla para que encaje dentro de lo que tenía construido en el teatro de mi mente.
La aceptología se basa, como su nombre lo indica, en aceptar. Lo único que sí puedo cambiar y transformar es la interpretación que hago de las cosas, y la actitud con la que las afronto.
Seguramente sabes que pagamos precios muy altos como personas cuando queremos forzar los acontecimientos. Y lo pagamos porque nos empecinamos en querer tener la razón y no aceptamos el devenir de la vida, con su fluir en una visión más macro, más amplia que mi propio ombligo.
“Aquello que no eres capaz de aceptar es la única causa de tu sufrimiento”, dice Gerardo Schmedling.
La pregunta fundamental
“Si tu interpretación del hecho te reporta sufrimiento es que actúas movido por la ignorancia; si te deja paz interior o te trae armonía y satisfacción, no cabe duda de que actúas movido por la sabiduría”, comparte el filósofo colombiano.
“Ante el sufrimiento, el miedo, la tristeza o la angustia, hazte una simple pregunta: ¿qué es lo que no estoy aceptando? La respuesta te hará comprender que la limitación que origina todas estas desagradables reacciones está en tu propia mente y no en ninguna otra parte.”
“En realidad, nadie puede hacerte daño: tu ego es el que te hace reaccionar automática y negativamente ante lo que te sucede, te dicen o te hacen. Tu ego es el único responsable de tu malestar interior, por mucho que te esfuerces en buscar culpables fuera de ti mismo.”
“Cuando compruebas la veracidad de estas afirmaciones a través de tu experiencia personal, dejas de intentar cambiar la realidad externa para acomodarla a las exigencias de tu ego y comienzas a trabajar sobre tu realidad interna para aprender a aceptarla tal como es”, agrega para esclarecer más sobre por qué elegimos el sufrimiento en vez de la paz y el equilibrio.
5 claves para practicar la aceptología
Me permito compartir estas cinco claves que practico cotidianamente y que, si las incorporas ejercitándolas continuamente, permitirán tener una vida más equilibrada, serena y en paz:
1. Abandonar el juicio: busca eliminar el juicio automático sobre todas las cosas, situaciones y personas.
2. Elimina el chisme: corroe las relaciones y te carcome por dentro.
3. Enfócate en el presente: y en tu metro cuadrado, es decir, aquello que está dentro de tu círculo de influencia directo y puedes actuar para mejorarlo (no para empeorar las cosas). Calla la voz interna del ego, que es insaciable, insatisfecho, y siempre está demandando más y más.
4. Pregúntate qué no estás aceptando: cada vez que sientas una reacción emocional automática, frena, obsérvate, piensa y luego determina el mejor curso de acción.
5. Cultívate por dentro: empieza por reconocer tu rusticidad interior, y enfócate en caminos que permitan desarrollar tu auto conocimiento y el auto liderazgo.
El resultado es maravilloso: libertad interior.