Vivir en armonía con la naturaleza es el sueño de muchas personas alrededor del mundo. Oír el cantar de los pájaros por las mañanas, respirar el aire fresco y observar las estrellas por la noche se convierten en una rutina que más de uno quisiera adoptar.
Pero para ser coherentes con ese proyecto, la construcción en sí misma debe ser ecológica y amigable con ese paisaje que tanto nos gusta. Y es ahí donde la novedosa edificación de este barrio se convierte en una buena noticia: esta forma de edificar es más económica e igualmente resistente.
¿Dónde está la clave? En el bambú.
El bambú es una planta que se caracteriza por su resistencia, durabilidad y por ser un recurso renovable que, a diferencia de otros, brota cada año de manera natural en casi cualquier suelo y clima, sin necesitar ni semillas para reproducirse. Además, al cortarlo sigue creciendo y tiene la capacidad de absorber dióxido de carbono, resistir plagas, matar bacterias, absorber la humedad y desodorizar el ambiente.
Teniendo en cuenta estas características, el estudio colombiano Zuarq Arquitectos lo utilizó para construir el barrio vacacional "Dinastía del Sol", en Carmen de Apicla, a un poco más de 100 kilómetros de Bogotá.
“Buscamos lograr un proyecto de vivienda que tuviera en cuenta principios bioclimáticos y combinarlos con múltiples actividades recreativas para afectar lo menos posible el medio ambiente. Se aprovecharon los recursos de la región y utilizaron tecnologías económicas y resistentes”, explica la arquitecta Carolina Zulaga, responsable del diseño.
El complejo tiene 96 lotes para viviendas, dos lotes comerciales y una zona comunal con una piscina en forma de cascada, salón de juegos, y otras comodidades.
Para su construcción se tuvieron en cuenta la orientación de las fachadas de las casas, las condiciones del sol y el viento. Además, se crearon grandes ventanales, cubiertas curvas, y se combinaron colores, formas y texturas. El sobrante se utilizó para realizar detalles decorativos, lámparas y otros accesorios.
Combinando ecología, diseño y estética, este proyecto demuestra que un material renovable puede adaptarse perfectamente a cualquier proyección arquitectónica. Además de seguir criterios más amigables con el ambiente, este material brinda un estilo rústico, fresco e integrado con el paisaje.
“Trabajamos con técnicas del pasado pero manejamos conceptos de diseño actuales", señalan sus creadores, insistiendo en que tomar el ejemplo de lo que fue no implica un retroceso, sino la posibilidad de adoptar ideas para cuidar el ambiente que tenemos sin renunciar a seguir creando y desarrollando maneras de vivir en él con armonía.