Parece mentira, pero las acciones que más realizamos, son las que más nos perjudican. El cambio climático es una realidad y hemos dejado que esto siga avanzando. Es una de las consecuencias que enfrenta el planeta por los problemas medioambientales. La supervivencia de cualquier ser vivo se ve en riesgo. De hecho, sus causas y efectos negativos han sido estudiados desde hace muchos años.
Antes se hablaba del calentamiento global como un inconveniente lejano, como parte del futuro. Sin embargo, ya es una situación del presente. La destrucción del planeta se puede observar desde distintos puntos: la deforestación de los bosques, los polos derritiéndose, las zonas desérticas y el nivel de los ríos y océanos. Si nos detenemos a analizar cada uno de éstos efectos, nos podremos dar cuenta de que estamos acabando La Tierra poco a poco.
Para sumergirnos un poco más en el tema, debemos entender qué es el cambio climático. Y no es más que la alteración de las temperaturas en el planeta. Las causas son bastante diversas, pero principalmente por impactos negativos que ha tenido el hombre. Uno de los orígenes más conocidos es el efecto invernadero. Tanto así que, las emisiones de CO2 han aumentado un 50% desde 1990. La vida en el ecosistema, tal y como la concebimos hoy en día, está en grave peligro.
La crisis del medio ambiente se viene notando hace bastante tiempo. En el año 1972, se celebró en Estocolmo, Suecia, la primera Cumbre sobre cuestiones medioambientales. Desde entonces ha existido una gran preocupación por mejorar las políticas internacionales que guardan relación con el uso responsable del ambiente. La más reciente fue la Cumbre de Minamata, donde se prohibió la fabricación, exportación e importación de productos que superen un nivel de mercurio.
Según la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, redactada el 9 de mayo de 1992, define el cambio climático como:
“Un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables.”
¿Cómo se produce el cambio climático?
El momento exacto en que inició la problemática, es desconocida; sin embargo se dice que fue para la época de la Revolución Industrial. Como sabemos, fue el inicio de la industrialización, lo que trajo consigo la emisión de gases al ambiente y el principio del calentamiento global. Asimismo, los investigadores señalan que los primeros efectos se notaron en el Ártico y los océanos tropicales.
Es curioso como un problema que nos afecta en la actualidad, haya comenzado tantos años atrás. La sociedad nunca se imaginó que diversas catástrofes podrían producirse solamente por la presencia de distintos gases en la atmósfera que alteran su forma natural. De hecho, está compuesta por un 78% de nitrógeno, 21% de oxígeno y 1% de distintos gases. En la actualidad, esto ha sido modificado por la actividad humana.
¿Cómo afecta el cambio climático al agua?
Debemos tomar consciencia del daño que le estamos haciendo al planeta. Ésta situación nos perjudica a todos por igual. Hay evidencias de que las temperaturas han estado en aumento y que han logrado dañar varios sistemas del globo terráqueo. No podemos hacer caso omiso a cada una de las señales sobre las consecuencias del cambio climático. Algunas investigaciones señalan que el nivel de mar ha aumentado de 10 a 12 centímetros y que las temperaturas han tomado un 0,6 °C más.
Los datos anteriores se conocen, puesto que desde 1880 se realiza la medición de la temperatura a nivel global. Desde esa fecha no ha dejado de incrementar y debido a esto, se produce el deshielo de los glaciares. Posteriormente, se genera el aumento del nivel del mar, creciendo cada año, aproximadamente, 3 milímetros. Esto se considera un problema, ya que puede generar la desaparición de ciudades como: Venecia, Lisboa, Bangkok, Río de Janeiro, Nueva York, Barcelona.
Las predicciones sobre las consecuencias del cambio climático son impresionantes. La falta de agua potable, la presencia de olas de calor, las inundaciones, tormentas y sequías son panoramas que pueden hacerse presente si no controlamos nuestro desarrollo socioeconómico. Y es importante que seamos conscientes de que el agua es el sitio en donde más podemos visualizar el problema de la contaminación.
Podemos mencionar muchos efectos negativos, pero a ciencia cierta no sabemos realmente lo que puede suceder. A pesar de que hay una pequeña incertidumbre si cada uno de estos desastres va a hacerse presente, debemos tomar cartas en el asunto. Hay múltiples formas de hacer que el cambio climático deje de avanzar tan rápidamente, que se retrase o, incluso, que se detenga.
Causas y consecuencias del cambio climático
Sin embargo, la actitud del ser humano durante los últimos tiempos se ha encargado de acelerar éstos daños y el deterioro cada vez es mayor. Una de los principales motivos es la liberación de gases a la atmósfera. Dicho fenómeno es producido por la excesiva actividad industrial, debido a que cuando el dióxido de carbono se acumula en el aire, deteriora la capa de ozono y el planeta queda expuesto a los rayos ultravioleta.
Una de las causas más comunes es el CO2, pero no es la única. En la atmósfera también se puede encontrar la presencia de metano, óxido nitroso, clorofluorocarbonos y el vapor de agua que contribuyen con el calentamiento global. Los árboles transforman el dióxido de carbono en oxígeno, reduciendo la contaminación ambiental. Es por ello que, la tala y quema de árboles es un daño a gran escala.
Si analizamos un poco más a fondo, el efecto negativo de estos gases es doble: perjudica al planeta y contamina el aire que respiramos. Es imposible que ignoremos las consecuencias. El clima cada vez se hace más pesado, provocando desastres naturales. Con cada uno de los problemas del cambio climático, podemos tener crisis alimentarias, inundaciones sin límite, enfermedades contagiosas, desaparición de los animales, transformaciones en los ecosistemas e infinidades secuelas.
Otro problema que no podemos olvidar es el uso excesivo de fertilizantes en la agricultura. Su composición química contribuye al crecimiento de las plantas, pero perjudica la salud del suelo, ya que desequilibra sus macronutrientes, micronutrientes y la flora microbiana. El proceso natural del mismo es un poco complicado, ya que no es solamente aporte de nitrógeno, fósforo y potasio. La agricultura basada en la aplicación de fertilizantes es poco sustentable y produce la contaminación del agua subterránea.
Los fertilizantes son un gran problema porque aportan nitratos, los cuales se desplazan fácilmente a través del suelo, llegando al agua y permaneciendo muchos años en ella. El nitrógeno en forma de nitrato tiene efectos negativos acumulativos; es decir, que mientras más años pasen, será peor. Además, el fertilizante de más uso es la urea, la cual al momento de su descomposición libre amoniaco. Finalmente, llega a la atmósfera contribuyendo con la lluvia ácida.
Soluciones al cambio climático
Debemos dejar de ver el cambio climático como una problemática del futuro, porque la realidad es que ya está aquí. Tenemos años conviviendo con señales que nos ha estado dando el planeta de cada una de las consecuencias. A pesar de que La Tierra es el único lugar en donde podemos vivir, son pocas las personas y gobiernos comprometidos por salvarlo.
De hecho, hay quienes atribuyen que como las consecuencias ya son evidentes, no hay posibilidad de revertir la tendencia. Si bien es cierto, la incertidumbre de que esto sea posible es grande, pero siempre valdrá la pena intentarlo. La Tierra es nuestro hogar y debemos unir fuerzas para mantenerla en óptimas condiciones.
Gran cantidad de movimientos ecologistas proponen soluciones para darle un freno al cambio climático. El cumplimiento del Protocolo de Kyoto es una de las principales estrategias en las que se basa el control del crecimiento insostenido de las emisiones de gases. Básicamente consiste en que los países desarrollados y subdesarrollados, con grandes industrias, se comprometan a establecer políticas y medidas para limitar el efecto invernadero.
Las acciones individuales también pueden marcar la diferencia. Un cambio de consciencia y de hábitos es lo que necesita el ecosistema para poder sobrevivir. Reciclar latas, hervir el agua necesaria, consumir productos denominados “kilómetros 0”. También podemos: desplazarnos de manera ecológica usando patinetes, bicicletas, plantar árboles y ahorrar energía.
Todos somos capaces de aportar un granito de arena para que el cambio climático se detenga. Solamente hace falta un poco de nuestra contribución y hacer de esta sencilla tarea una cultura.