Mejillones contra enfermedades: lo que investiga la ciencia a través de estudios del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) evidencia que los frutos del mar poseen una estrategia inmunológica única: liberan células inmunes, conocidas como hemocitos, fuera de su cuerpo en respuesta a lesiones o infecciones.
Estas células se desplazan al espacio entre las conchas, extendiendo su sistema de defensa más allá de los tejidos internos del molusco. Este hallazgo sugiere que los moluscos bivalvos podrían inspirar nuevas terapias médicas.
Teniendo en cuenta lo anterior, podrían convertirse en aliados del futuro médico, aportando desde antibióticos del mar hasta pegamentos para operaciones. Recordemos que los mejillones son moluscos bivalvos que habitan en aguas saladas y dulces, conocidos por su capacidad de adaptación y su resistencia natural a ambientes extremos. Su estilo de vida filtrador los convierte en excelentes bioindicadores del estado del agua, y su biología despertó un creciente interés científico por las sorprendentes estrategias que desarrollan para sobrevivir.
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que aportan los mejillones en el mundo farmaceutico y de la medicina
- Péptidos antimicrobianos: los oluscos bivalvos producen sustancias llamadas myticinas y mytilinas, que tienen capacidad para destruir bacterias, virus y hongos. Estas moléculas podrían servir como base para nuevos antibióticos o tratamientos contra infecciones resistentes, un tema clave hoy en día.
- Inmunidad poderosa: su sistema inmunológico es tan eficaz que los científicos lo estudian como modelo para desarrollar fármacos inmunoestimulantes o terapias celulares, especialmente para enfermedades donde la respuesta inmune está debilitada o necesita ser regulada.
- Cicatrización y adhesión: los mejillones se adhieren fuertemente a las rocas mediante una proteína pegajosa. Esta propiedad ha inspirado el desarrollo de adhesivos quirúrgicos resistentes al agua, ideales para sellar heridas internas o externas, incluso en condiciones húmedas como dentro del cuerpo humano.
- Baja toxicidad y origen natural: al ser de origen marino y no sintetizados en laboratorio, muchos de estos compuestos tienen un perfil seguro y biodegradable, una ventaja en tratamientos sostenibles y con menos efectos adversos.