Las tormentas bajo cero están ofreciendo imágenes dramáticas. La ola de frío polar está generando muertes, caos y destrucción en muchas ciudades.
¿Cómo es posible que el planeta se esté calentando y que al mismo tiempo haya olas de frío?, desafían con ironía los negacionistas.
Aunque parezca extraño, la verdad es que sí, las olas de frío son perfectamente compatibles con el cambio climático que estamos padeciendo y que eleva la temperatura media de nuestro planeta año tras año.
De hecho, es un ejemplo perfecto de los eventos extremos que vamos a experimentar de manera cada vez más intensa, con más frecuencia y en lugares más inesperados.
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Compartimos lo que tenés que saber para entender la relación entre las olas de frío y el cambio climático
Sí, el planeta se está calentando. La Tierra encadena décadas de aumento sostenido de temperaturas medias y sigue aumentando cada año.
En 2022 fue 1,15ºC mayor que los niveles preindustriales (1850-1900), y el período 2015-2022 ha sido el de los 8 años más cálidos desde que hay registros. Estamos sufriendo algunos de los veranos más tórridos de la historia registrada.
Este calentamiento global provoca que, en medio de una escalada de temperaturas medias, se produzcan cada vez más eventos atmosféricos extremos y más intensos, como huracanes, inundaciones, olas de calor y grandes incendios forestales entre otros. Aunque con una temperatura media más elevada, se producirán más eventos cálidos y menos fríos.
No solo eso, hay una relación entre el calentamiento global y las olas de frío en el hemisferio norte.
El calentamiento del Ártico (cuatro veces más rápido que en el resto del mundo) debilita y desacelera el vórtice polar ártico y la “corriente en chorro”, una corriente de aire a la altura de la estratósfera (15-50 km de altitud), que mantiene separadas las corrientes de aire polares de las templadas.
El calentamiento del Ártico está reduciendo la diferencia entre las temperaturas frías del norte y las cálidas del sur, lo que da lugar a una «corriente en chorro» más débil y ondulante, que empuja el aire muy frío hacia el sur.
Esas corrientes más onduladas hacen que lleguen más lenguas de frío hacia los trópicos en invierno, pero también olas de calor más largas y severas en verano. Estas lenguas de aire frío son las que producen episodios de mayor frío u olas de frío, o episodios como la gran borrasca Filomena que cubrió de nieve el centro de la Península Ibérica en 2021.
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