El plan de Tokio para eliminar más de 1.200 millones de toneladas de agua radiactiva tratada de la planta de energía nuclear Fukushima y vertirlas en el océano recibió el visto bueno del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) el martes (4.07.2023), porque el método de eliminación es "consistente" con las normas internacionales de seguridad. El informe del OIEA también concluyó que el agua vertida tendría "un impacto radiológico insignificante" en el medio ambiente.
El Gobierno japonés y Tokyo Electric Power Co, TEPCO, el operador de la planta que quedó paralizada por el terremoto y el posterior tsunami de 2011, dieron la bienvenida al respaldo del OIEA.
Mientras la mayoría de los ciudadanos japoneses parecen haber llegado a la conclusión de que el agua radiactiva ha sido liberada de prácticamente toda la radiactividad y de que verterla en el Océano Pacífico es el paso más apropiado, los países vecinos no están de acuerdo .
Políticos de oposición de Corea del Sur, por ejemplo, se manifestaron el jueves ante la Asamblea Nacional del país.
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China expresa su enfado
El embajador chino en Tokio, Wu Jianghao, subrayó en una conferencia de prensa el martes que "no hay precedentes donde el agua contaminada en un accidente nuclear se vierta al mar".
Wu señaló que China prohibió importar todos los productos alimenticios de 10 prefecturas en el noreste de Japón, las más afectadas por la fusión de los tres reactores en la planta de Fukushima.
Preocupaciones medioambientales
Grupos ecologistas en la región también se manifestaron en contra del plan el miércoles, exigiendo en Seúl que se retire el informe del OIEA que respalda el plan del Gobierno japonés. Greenpeace acusa a Tokio de violar la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar.
Hajime Matsukubo, secretario general del Centro de Información Nuclear de Ciudadanos, en Tokio, se hizo eco de la preocupación por el vertido del agua radioactiva y dijo que había varias soluciones alternativas disponibles y factibles para TEPCO.
"No estamos totalmente de acuerdo con esta decisión y creemos que había mejores opciones disponibles para el Gobierno", dijo a DW. "No hay razones por las que no se podrían haber construido más tanques en el sitio, se podrían haber construido depósitos subterráneos y se podrían haber introducido mejores sistemas de tratamiento para eliminar más radionúclidos", enumeró.
"En cambio, han elegido la opción más fácil y barata", lamentó Matsukubo. "Creo que este siempre fue el plan, ya que liberar el agua siempre iba a ser menos costoso que las alternativas", agregó.
OIEA, en el ojo del huracán
Para Matsukubo, el Gobierno japonés está utilizando el apoyo del OIEA para seguir adelante con la liberación del agua, casi con certeza antes del final del verano, a pesar de no tener una hoja de ruta clara para el desmantelamiento definitivo de la planta nuclear.
El secretario general del Centro de Información Nuclear de Ciudadanos de Tokio otambién cuestionó la independencia del OIEA, financiado por países productores de energía nuclear, y cuya labor principal es promover la energía atómica.
Un informe emitido por TEPCO a principios de junio muestra que más del 70 por ciento del agua radiactiva que se liberará no cumple con los estándares legales para la descontaminación de la radiación, incluso después de haber sido tratada con el sistema Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos (ALPS, por sus siglas en inglés).
La compañía restó importancia al dato, diciendo que el agua pasaría por el proceso de depuración hasta que cumpliera los estándares requeridos.
Como sea, más de 12 años después del segundo peor desastre nuclear del mundo, los japoneses esperan que liberar el agua radiactiva tratada de los tanques de almacenamiento en el sitio sea otro hito en el prolongado proceso de desmantelamiento de la planta nuclear, que llevará al menos 40 años.
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Oposición local
"La población local y los pescadores del noreste de Japón siempre han estado en contra de este plan porque creen que afectará seriamente a sus negocios y a su forma de vida, pero en otras partes de Japón la sensación es que se alcanzó la capacidad máxima de almacenamiento de agua en el sitio y que quedan pocas buenas opciones", dijo Hiromi Murakami, profesora de política en el campus de Tokio de la Universidad de Temple. En su opinión, TEPCO tiene mucho trabajo por delante para restaurar la confianza pública.
Fuente: DW.