El proyecto impulsó la instalación de huertas en fincas familiares y en instituciones educativas, lo que busca garantizar la seguridad alimentaria de numerosas familias, mediante el acceso a alimentos frescos y la instalación de capacidades a la población local.
“La huerta me cambió la vida, en vez de ir al mercado, entro y tengo todo para comer”, comentó optimista Juan Almeida, productor aliado al proyecto.
Algunas de las hortalizas que produce son la lechuga, el tomate, la cebolla y la acelga, que, con los cuidados necesarios, crecen fuertes y saludables.
Por su parte, la coordinadora de campo del proyecto, Rossana González, indicó que se llegó con éxito a la meta de instalar 110 huertas, que servirán como espacio de aprendizaje para que, tanto productores y jóvenes, puedan generar sus propios alimentos y mejorar así, su calidad de vida.
El proyecto promueve además la producción apícola y la implementación de buenas prácticas forestales, como estrategias de conservación de los bosques nativos y la capacitación constante de jóvenes y mujeres como actores clave para la conservación.
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Sobre el proyecto
“Bosque, Comunidad y Vida” se viene implementando con mucho éxito desde el 2021 en los distritos de Independencia y Fassardi, del departamento de Guairá en Paraguay donde se apunta a la instalación de un modelo de gestión sostenible del territorio para disminuir la presión sobre los bosques nativos de la Reserva de Recursos Manejados del Ybytyruzú.
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