*por Mongabay LATAM.
Los bosques de México son talados para sembrar aguacate, soya, palma de aceite, caña de azúcar, entre otros monocultivos. Cada año, productores transforman alrededor de 47 770 hectáreas con cobertura forestal en tierras agrícolas. Se trata de un cambio de uso de la tierra que representa la segunda causa de deforestación en el país, después de la ganadería, de acuerdo con el Sistema Nacional de Monitoreo Forestal (SNMF).
¿Cuáles son algunos de los monocultivos que están acabando con los bosques de México? Aquí cuatro de ellos que afectan territorios muy diferentes, pero que tienen en común que el avance de casi todos fue posible gracias a subsidios públicos a los productores y a la falta de control por parte de los gobiernos de todos los niveles.
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1. Aguacate
En el estado de Jalisco, en el occidente de México, cada 75 segundos un árbol es derribado de forma ilegal para dar lugar a plantaciones de aguacate. A ese ritmo, al año sumarían 401 500 árboles talados y 1054 hectáreas (tres veces el Central Park de Nueva York), así lo determinó un estudio realizado por las propias autoridades ambientales de la entidad.
La pérdida de bosques en el estado podría acelerarse por lo que sucedió en julio de 2022: el gobierno de Estados Unidos autorizó la comercialización de aguacates cosechados en Jalisco, en donde el cultivo de este fruto llega acompañado del control territorial de grupos que se presentan como parte de cárteles del narcotráfico.
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2. Palma de aceite
El aceite de palma, el aceite vegetal más consumido en el mundo, provoca deforestación en cuatro estados de México. Entre 2014 y 2019 se perdieron al menos 5400 hectáreas de bosques y selvas por la expansión de la palma de aceite en los estados de Chiapas, Campeche, Tabasco y Veracruz, de acuerdo con análisis cartográficos realizados por los autores del estudio Cultivo de palma de aceite en México.
Los productores de este monocultivo no respetan las zonas protegidas. Por lo menos 4000 hectáreas de palma de aceite se encuentran dentro de la Reserva de la Biosfera La Encrucijada, área natural protegida localizada en la costa de Chiapas y en donde se ha dado la mayor expansión del monocultivo en los últimos diez años.
El avance de la palma de aceite se debe en parte a los apoyos gubernamentales. Entre 2017 y 2018, en el sexenio de Enrique Peña Nieto, la Secretaría de Agricultura federal entregó a 1114 beneficiarios de todo el país estímulos a la producción de esta planta nativa de África por casi 61 millones de pesos (más de 3 millones de dólares), de acuerdo con una respuesta a una solicitud de información.
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3. Soya
En el estado de Campeche se encuentra Hopelchén, el municipio que más soya produce en México: En 2021, se ubicó, con 49 870 hectáreas, como el lugar con la mayor producción de esta leguminosa en el país.
Esta expansión se dio en zonas que ya eran utilizados para otro tipo de cultivos, pero también en terrenos que tenían cobertura forestal. En 20 años, el municipio perdió, por lo menos, 153 809 hectáreas de cobertura arbórea, superficie que representa tres veces la isla de Cozumel, una de las más grandes del país.
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Una política gubernamental clave para el impulso de la siembra de soya fue la reconversión productiva en la Península de Yucatán. En 2009, el gobierno del entonces presidente Felipe Calderón implementó un programa para sustituir cultivos, como el maíz, por oleaginosas, entre ellas la soya, ya que su producción no solo se consideraba más rentable, sino necesaria para disminuir las elevadas importaciones.
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4. Caña de azúcar
La caña de azúcar tiene un impacto desafortunado en el sur del país. En todo el municipio de Othón P. Blanco, en el estado de Quintana Roo, desde 2010, 75 364 hectáreas perdieron su cobertura arbórea, lo que equivale a 109 veces la superficie del bosque de Chapultepec, localizado en la Ciudad de México.
A partir de la década de los setenta, el gobierno federal impulsó el cultivo de caña en la región, en parte con el Programa Nacional de Desmontes (Pronade) que existió entre 1972 y 1983 e impulsó la tala de selvas para transformarlas en pastizales para el ganado y en campos para la agricultura mecanizada.
A espaldas de la zona arqueológica de Kohunlich se registró un significativo incendio entre la selva que resiste ante el avance de la frontera agrícola. Durante los meses de mayo y junio diversos incendios arden a su alrededor, impactando zonas forestales de gran importancia. El cultivo de caña es una de las principales actividades económicas de la región, pero las consecuencias ambientales son devastadoras. Foto: Robin Canul.
En Quintana Roo, se instaló el ingenio azucarero que hasta hoy tiene impacto en los bosques y selvas del sur del estado. Solo en lo que va 2022 se destinaron 36 000 hectáreas a este cultivo en Othón P. Blanco, de acuerdo con Evaristo Gómez Díaz, representante de la Unión Local de Productores de Caña de Azúcar.
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Imagen principal: Árboles rodeados del monocultivo de caña. Foto: Robin Canul.