Los jardines sustentables son aquellos que respetan los ciclos naturales y la biodiversidad de cada región. Además, se caracterizan por hacer un uso responsable y eficiente de los recursos naturales. Para reducir el impacto ambiental, se evita el uso de pesticidas y la introducción de especies invasivas. Estos principios no sólo pueden aplicarse en espacios grandes, como las plazas públicas. También puedes ponerlos en práctica en tu patio trasero.
Además de preservar el medio ambiente, estos jardines tienen la ventaja de ser de bajo mantenimiento. Esto implica menores costos en lo que respecta al recambio de plantas y una menor utilización de agua. Al mismo tiempo, pueden conservarse en perfectas condiciones si el propietario debe ausentarse por algunas semanas. Sigue estos consejos para transformar tu jardín en sustentable.
1. Elige un sistema de riego que te permita ahorrar agua
La manera más eficiente de ahorrar agua es recoger la lluvia. Para hacerlo, puedes instalar un sistema en tu jardín, aunque también lo lograrás si colocas un balde o cualquier otro recipiente en el patio cuando haya una tormenta. Luego, puedes usar lo acumulado para el riego.
Haz clic aquí para aprender a construir un recolector de agua de lluvia.
Otra buena práctica es regar por las mañanas, antes de que el sol caliente. Así, la tierra podrá absorber el agua antes de que el sol la evapore. De este modo, se hidratarán las capas más profundas y podrás dejar pasar más tiempo entre cada riego.
2. Reemplaza las superficies impermeables para aprovechar mejor el agua
Para aprovechar el agua de lluvia y favorecer su absorción en el suelo, también puedes limitar al menor espacio posible las superficies impermeables. Reemplaza estos materiales por caminos artesanales con troncos, rocas, ladrillos o baldosas de cemento separados uno o dos centímetros entre sí. Esto permitirá que el suelo absorba el agua de lluvia.
Aquí encontrarás instrucciones para crear baldosas decorativas con trozos de vajilla rota.
3. Siembra especies locales
Las variedades autóctonas no suelen ser las más populares. Sin embargo, las especies vegetales implantadas pueden resultar sumamente invasivas. Además, por no estar adaptadas a las características propias de la región, suelen requerir más cuidados y ser más afectadas por plagas.
Las especies locales, en cambio, tienen la ventaja de adaptarse al suelo y el clima propios de la región, lo cual reduce notablemente los costos de mantenimiento. Al mismo tiempo, son más resistentes a las plagas y atraen fauna útil, es decir, polinizadores. También promueven la biodiversidad, que permite que el jardín sea más resistente a los efectos negativos de una inundación o sequía.
4. Reduce el uso de fertilizantes y pesticidas químicos
Para preservar la salud de tus cultivos y mantener tu jardín siempre verde, recurre a fertilizantes y pesticidas naturales. Estas son algunas opciones:
- Ahuyenta las avispas con trampas de azúcar
- Usa cáscaras de huevo trozadas para alejar las babosas.
- Haz clic aquí para aprender a preparar un insecticida a base de ajo
- Aquí encontrarás instrucciones para hacer fertilizantes naturales con cáscaras de plátano, posos de café, ortiga o cenizas de madera.
5. Haz compost
Si bien se vincula con el punto anterior, el compostaje merece un apartado especial. Éste sirve como abono orgánico y ayuda a mejorar el terreno. También permite que las plantas absorban mejor los alimentos y promueve una mejor actividad biológica en el terreno.
El 50% de la basura que se genera en un hogar promedio es compostable. Si estableces un buen sistema de clasificación de residuos y transformas la materia orgánica en compost, no sólo estarás sacando provecho de un montón de nutrientes valiosos que, de otra manera, terminarían en un vertedero. También estarás reduciendo muchísimo tus volúmenes de basura.
Aprende todo lo que necesitas saber para hacer compost haciendo clic aquí.
Existen distintas posibilidades para elegir, dependiendo de el espacio que tengas disponible y el tiempo con el que cuentes:
- De superficie: sobre la tierra, se esparcen menos de 10 cm de material orgánico, sin enterrarlo ni envolverlo. Así, se permite su descomposición y la penetración paulatina en el suelo. Es necesario ir colocando nuevos restos para que el proceso sea continuo.
- En pilas o montones: simplemente se crea una pila con los desechos orgánicos. Se forman capas de materiales secos y frescos hasta llegar al metro y medio de altura, regando entre cada incorporación.
- En cajoneras: este método es ideal para lugares cerrados. Haz clic aquí para aprender a fabricar tu compostera.
- Con lombrices: se trata de una opción que te permitirá hacer abono de alta calidad y rápidamente. Aquí podrás aprender cómo hacerlo.
6. Mejora la calidad del sustrato
Si tienes un buen suelo, las condiciones para las que las plantas crezcan serán las adecuadas y no necesitarás usar fertilizantes. Además, promoverás una óptima absorción y purificación natural del agua. Al mismo tiempo, crearás actividad biológica en el subsuelo, algo fundamental para oxigenar y fertilizar el terreno.
El sustrato debe estar compuesto por una mezcla de tierra, turba, resaca y vermiculita. La cantidad de cada uno de estos elementos dependerá de los requerimientos de las plantas que vayas a colocar. Más allá de las proporciones específicas, esta mezcla le dará a las especies que cultives un nivel de acidez adecuado, buena porosidad y los nutrientes necesarios.
Si usas una capa de materia orgánica por encima, podrás proteger el suelo del sol. Esto evitará la evaporación del agua y le aportará nutrientes a las plantas. Además, dificultará el crecimiento de malezas. Puedes crear un manto de 2 a 10 cm de grosor con paja, compost y hojas. Así, lograrás ahorrar hasta un 60 por ciento de agua.En caso de que tengas canteros, puedes cubrirlos con geotextil, papel de diario y chips de corteza u hojas secas. Los dos primeros servirán para detener el crecimiento de maleza. Los últimos, permitirán reducir la erosión provocada por el agua y el viento. Al mismo tiempo, ayudarán a conservar la humedad.
7. Practica la jardinería comestible
Cosechar tus propios alimentos no sólo te dará satisfacción a nivel personal. También tendrá sus efectos positivos sobre la economía familiar y te permitirá asegurarte de consumir frutas y verduras frescas, sanas y libres de químicos tóxicos.
Haz que tus alimentos vayan del jardín al plato, y del plato al jardín. Existen numerosas plantas que sólo debes comprar una vez. Luego, puedes hacerlas crecer a partir de sus desechos. Algunas de ellas son la albahaca, el ajo, la lechuga romana, la zanahoria y el cilantro. Aprende a cultivarlas de este modo haciendo clic aquí.
8. Agrupa los árboles y las plantas de acuerdo a sus necesidades
Agrupa las plantas y los árboles según sus necesidades lumínicas y de agua. También deberías sacar provecho de las plantas aromáticas, que ayudan a mantener los insectos alejados de la huerta.
9. Cultiva tus propios remedios
El 70% de los medicamentos que usamos hoy en día ha sido desarrollado a partir de fuentes naturales. Puedes recuperar esta tradición a partir de tus propios cultivos. Algunas opciones son:
- Lavanda
- Equinácea
- Camomila
- Salvia
- Caléndula
- Romero
- Aloe vera
- Tomillo
- Menta
- Violetas