En el corazón de la selva tropical panameña, donde la densa vegetación envuelve a las comunidades indígenas en un manto de verde y vida, se despliega una historia de resistencia y preservación cultural que ha resistido el paso del tiempo. Dentro del territorio indígena Ngäbe-Buglé, un vasto espacio natural que se extiende por más de 7.000 kilómetros cuadrados, la vida sigue un ritmo ancestral marcado por la naturaleza y las tradiciones transmitidas de generación en generación. En esta región, los conocimientos sobre medicina tradicional han sido durante siglos una parte esencial de la existencia de las comunidades, proporcionando sustento, salud y un sentido profundo de identidad.
El conocimiento de las propiedades curativas de las plantas, transmitido de padres a hijos, es el pilar que sostiene la medicina tradicional de los Ngäbe-Buglé. Estas prácticas se han mantenido casi intactas a lo largo de los años, en parte debido al aislamiento geográfico de la comarca, que ha protegido a sus habitantes de la influencia externa y ha permitido la conservación de su patrimonio cultural. Sin embargo, en las últimas décadas, esta rica tradición ha comenzado a enfrentar amenazas significativas que ponen en peligro su continuidad y supervivencia.
Una organización que ha asumido la tarea de preservar y promover estas prácticas ancestrales es ASASTRAN (Asociación Ngäbe de Agentes de Salud Tradicional y Natural). Desde su fundación en 1998, ASASTRAN ha trabajado incansablemente para capacitar a parteras y médicos de medicina tradicional, con el objetivo de asegurar que las comunidades más remotas del territorio Ngäbe-Buglé tengan acceso a cuidados de salud basados en su conocimiento ancestral. Este esfuerzo ha sido crucial en una región donde las opciones de atención médica moderna son limitadas, y donde las distancias y la geografía dificultan el acceso a hospitales y clínicas.
Un territorio marcado por la tradición y el aislamiento
El territorio Ngäbe-Buglé es el hogar de uno de los grupos indígenas más grandes y empobrecidos de Panamá. Sus habitantes han vivido durante siglos en un entorno natural exuberante, dominado por montañas y selvas tropicales que ofrecen una gran diversidad de flora y fauna. Esta geografía, aunque rica en recursos naturales, también ha contribuido al aislamiento de las comunidades, haciendo que la conexión con el mundo exterior sea limitada y que muchas de las tradiciones culturales se mantengan intactas.
La selva que rodea a las comunidades Ngäbe-Buglé es un verdadero tesoro natural, donde abundan plantas medicinales con propiedades curativas únicas. Estas plantas, muchas de las cuales son endémicas de la región, han sido utilizadas durante siglos para tratar una variedad de dolencias y para asistir a las mujeres durante el embarazo y el parto. La medicina tradicional no solo es una práctica médica, sino que está profundamente entrelazada con la identidad cultural de los Ngäbe-Buglé, y cada planta y cada remedio tiene un significado que va más allá de su uso práctico.
Sin embargo, en los últimos años, este conocimiento ancestral ha comenzado a enfrentarse a amenazas que ponen en riesgo su continuidad. La deforestación, impulsada por la expansión agrícola y la tala ilegal, ha reducido drásticamente la disponibilidad de plantas medicinales. A medida que los bosques son talados y las tierras son transformadas para el cultivo, las plantas que antes crecían en abundancia ahora son cada vez más difíciles de encontrar. Esta situación se ve agravada por el cambio climático, que está alterando los patrones de lluvia y las condiciones de crecimiento de muchas especies vegetales, haciendo que la selva sea un entorno cada vez más hostil para las plantas medicinales.
Conservación de la medicina tradicional: una lucha contra el tiempo
Frente a estas amenazas, ASASTRAN ha intensificado sus esfuerzos para conservar y proteger las plantas medicinales que son vitales para la salud de las mujeres Ngäbe-Buglé. La organización ha establecido parcelas de tierra dentro de la comarca, donde se cultivan estas plantas en un esfuerzo por evitar su desaparición. Estas parcelas, situadas en ubicaciones estratégicas dentro de la selva, actúan como pequeños santuarios donde las plantas pueden crecer en condiciones similares a las naturales, bajo la supervisión de los médicos de medicina tradicional.
Silvia Salina, cofundadora y directora de ASASTRAN, ha sido testigo de la desaparición de muchas de estas plantas a lo largo de los años. Salina, quien ha dedicado su vida a la preservación de la medicina tradicional, reconoce que la tarea es titánica. "Las medicinas tradicionales que usamos durante el embarazo y el parto se producen en las montañas boscosas, y esos bosques ya no existen", explica. Este fenómeno no solo afecta a la disponibilidad de plantas, sino que también amenaza la transmisión del conocimiento, ya que las nuevas generaciones no pueden aprender sobre las plantas si estas ya no están disponibles en su entorno natural.
En la sede de ASASTRAN en Kuerima, un pequeño pueblo ubicado en las montañas cerca del Océano Pacífico, las plantas medicinales se cultivan en parcelas cuidadosamente mantenidas. Aquí, entre la densa vegetación, los árboles, arbustos y hierbas son cosechados siguiendo técnicas tradicionales que han sido perfeccionadas a lo largo de los siglos. Los médicos de medicina tradicional, como Humberto Venado y Luis Rodríguez, juegan un papel crucial en este proceso, asegurándose de que las plantas sean cosechadas en el momento adecuado para maximizar sus propiedades curativas. Una vez cosechadas, las plantas son secadas y procesadas en un laboratorio cerrado, donde se preparan para su distribución en forma de tés o tinturas.
Parteras y curanderos: pilares de la salud comunitaria
Las parteras de ASASTRAN son figuras clave en la comunidad, no solo por su papel en el proceso de parto, sino también por su conocimiento profundo de la medicina tradicional. Durante el embarazo y el parto, las mujeres Ngäbe-Buglé confían en las parteras para recibir la atención que necesitan, y a menudo prefieren sus servicios a los de los hospitales locales. Esta preferencia se basa en la confianza y la familiaridad que sienten hacia las parteras, quienes comparten su idioma, cultura y conocimiento de las plantas medicinales.
Uno de los remedios más utilizados durante el parto es el conocido como "regulador", un té elaborado a partir de la corteza y ramas de árboles endémicos de la región. Este té, administrado por las parteras, es conocido por su capacidad para acelerar el parto y reducir el dolor, facilitando un proceso más suave y menos estresante para la madre. Otro remedio común es un té hecho de una raíz específica que ayuda a aliviar las contracciones y a controlar el sangrado, mientras que la hoja de asiria es utilizada para calmar a la madre y regular su ritmo cardíaco.
Las parteras de ASASTRAN, como Florinda Zurdo y Matilde Amador, no solo se dedican a la asistencia en el parto, sino que también están profundamente involucradas en la conservación de las plantas medicinales. Florinda Zurdo, por ejemplo, cultiva muchas de las plantas utilizadas durante el embarazo en su propia propiedad, asegurando que estén disponibles cuando se necesiten. Estas mujeres son las guardianas de un conocimiento ancestral que es vital para la salud de sus comunidades, y su labor es fundamental para la preservación de la cultura Ngäbe-Buglé.
La desaparición de plantas medicinales: una crisis inminente
A pesar de los esfuerzos de ASASTRAN, la realidad es que muchas de las plantas medicinales utilizadas por los Ngäbe-Buglé están desapareciendo. Armando Sire, un médico de medicina tradicional de 83 años y uno de los fundadores de ASASTRAN, ha observado la pérdida de miles de especies de plantas endémicas en la región a lo largo de su vida. Hoy en día, Sire puede identificar solo alrededor de 120 variedades de plantas medicinales, una fracción de las que solían abundar en la región.
La disminución de estas plantas no solo representa una pérdida de recursos médicos, sino también una amenaza a la cultura y la identidad de los Ngäbe-Buglé. Las plantas medicinales y el conocimiento de sus usos están profundamente entrelazados con las tradiciones de este grupo indígena. La pérdida de estas plantas podría significar la desaparición de prácticas culturales que han sido esenciales para la supervivencia y el bienestar de estas comunidades durante siglos.
Desafíos en la preservación del conocimiento ancestral
La tarea de preservar el conocimiento ancestral sobre las plantas medicinales es tan desafiante como la conservación de las propias plantas. La transmisión de este conocimiento ha sido tradicionalmente oral, lo que lo hace vulnerable a la pérdida si no se documenta adecuadamente. ASASTRAN ha comenzado a registrar y sistematizar este conocimiento, pero el proceso es arduo y requiere tiempo, recursos y la cooperación de los ancianos y curanderos, quienes son los guardianes de estos saberes.
La resistencia de las plantas a ser cultivadas en viveros es otro obstáculo que complica los esfuerzos de conservación. Muchas de estas especies crecen naturalmente en condiciones muy específicas de la selva tropical, lo que dificulta su reproducción en entornos controlados. Esto significa que la conservación de estas plantas depende en gran medida de la preservación de sus hábitats naturales, que están siendo amenazados por la deforestación y la expansión agrícola.
Un esfuerzo sostenido en medio de la adversidad
A lo largo de sus 25 años de existencia, ASASTRAN ha logrado avances significativos a pesar de los recursos limitados y los desafíos constantes. La organización ha capacitado a más de 200 parteras y médicos de medicina tradicional, quienes ahora trabajan en diversas comunidades dentro del territorio Ngäbe-Buglé. Estos profesionales de la salud tradicional no solo ofrecen asistencia médica, sino que también actúan como defensores de la preservación cultural y ambiental, enseñando a las nuevas generaciones la importancia de las plantas medicinales y de las prácticas que las acompañan.
Los esfuerzos de ASASTRAN han sido reconocidos y apoyados en ocasiones por programas externos, como el programa Manchichi, que ha proporcionado capacitación adicional a las parteras. Sin embargo, la organización aún enfrenta una lucha cuesta arriba en términos de financiamiento y apoyo gubernamental. Sin recursos adicionales, el trabajo de conservación de ASASTRAN y la continuidad de sus programas corren el riesgo de ser insostenibles, lo que podría tener consecuencias devastadoras para las comunidades que dependen de sus servicios.
En las comunidades Ngäbe-Buglé, donde el acceso a la atención médica moderna es limitado, las parteras y curanderos de ASASTRAN son a menudo la única fuente de atención durante el embarazo y el parto. Este enfoque holístico de la salud, que combina la medicina tradicional con los cuidados modernos, ha demostrado ser efectivo en la reducción de las tasas de mortalidad materna e infantil en la región, pero su continuidad depende de la capacidad de la organización para preservar tanto las plantas como el conocimiento que las acompaña.
En medio de una selva que se enfrenta a la amenaza de la deforestación y el cambio climático, ASASTRAN sigue adelante con su misión, conscientes de que cada planta salvada y cada partera formada es un paso más en la preservación de una cultura y un modo de vida que ha resistido durante siglos. La historia de ASASTRAN y su lucha por preservar las plantas medicinales ancestrales es un reflejo de la resiliencia de los Ngäbe-Buglé, un pueblo que, a pesar de los desafíos, sigue aferrado a sus raíces y a su conexión con la tierra.
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