La cultura occidental se diferencia de la oriental en muchísimos aspectos. Pero no cabe duda de que, desde la Antártida hasta Groenlandia, todos los seres humanos perseguimos el mismo objetivo: ser felices.
La forma de alcanzar esa felicidad que todos buscamos está siempre en discusión. Los occidentales tendemos a creer que es algo que puede alcanzarse porque está fuera de nosotros, y que tiene que ver con la excitación y la plenitud. Los orientales, y específicamente los budista tibetanos, tienen otro concepto.
Para ellos, la felicidad está en la paz interior. Para conseguir este estado y llegar a la felicidad, lo que hay que hacer es librarse de los venenos de la vida: es decir, esos sentimientos y situaciones que nos hacen daño.
Por eso, crearon las cinco reglas del bienestar. Si logras atenerte a ellas, puedes estar seguro de que tendrás una vida mucho más feliz:
1. Desarrolla la empatía y aléjate del odio
El odio es uno de los sentimientos más dañinos que puede albergar el corazón humano. Es tan invasivo que lo tiñe todo, incluso nuestra manera de ver la vida. Por eso es imprescindible alejarse de él.
Pero, ¿cómo se logra? Para ello, lo fundamental es desarrollar la empatía. Aprender a ponerse en el lugar de otro y sentir como él siente. Si logramos hacerlo, entenderemos que no todo es tan sencillo, y seguramente nos será más fácil perdonar.
[También te puede interesar: Qué tipo de empatía tienes según tu signo]
2. Vivir el presente para alejar las preocupaciones
En la actualidad es normal vivir preocupado. Y la preocupación no es, ni más ni menos, que el anticipo de lo que vendrá. Tener la mirada siempre puesta en el futuro, y nunca en el aquí y ahora, es lo que nos genera preocupación constante.
El desafío es aprender a vivir en el presente, es saber prestar atención a lo que pasa aquí y ahora, pues es lo único que podemos controlar.
3. Ser más humilde y evitar la soberbia
En el fondo, la soberbia tiene que ver con la falsa creencia de que uno puede hacerlo todo bien. Y, como todos sabemos -pero muy pocos aceptamos-, nadie es perfecto. La vida es una, el tiempo es corto.
Paradójicamente, la soberbia nos vuelve vulnerables. Pues esa necesidad de siempre mostrarse como el mejor hace que seamos muy susceptibles a la crítica, y que nos dejemos engañar fácilmente por halagos.
La clave es reconocerse imperfecto, y dedicarse a aprender sin querer superar a nadie más que a uno mismo. No hay que olvidar que, de aquí a nuestro último día, siempre podremos seguir creciendo y nunca habremos alcanzado la perfección.
En fin: ser más humilde.
4. Ser generoso
Una de las reglas básicas del bienestar para el budismo tibetano es la generosidad. Ser una persona generosa da un increíble poder personal, pues quien se brinda a los demás expande su ser.
Además, el generoso enriquece todos los lugares en los que está, con lo que también les regala bienestar a los demás.
5. Acepta lo que sucede
Hagamos lo que hagamos, la vida siempre tendrá momentos amargos. Intentar alejarse de ellos no es la forma de alcanzar la felicidad: al contrario, es parte del problema.
Por eso, la última clave del bienestar para el budismo es aceptar lo que sucede, y mirarlo como pruebas de la vida. Si en lugar de rechazar o renegar con lo que nos sucede nos adoptamos una actitud de aprendizaje, descubriremos que todos los momentos tienen un gran valor, incluso los más duros.
Esa tranquilidad de saber que no podemos controlar nada más que a nosotros mismos hace la vida más ligera y nos regala un enorme bienestar.
[También te puede interesar: Logoterapia: esto es lo que Viktor Frankl tiene para enseñar sobre superar la adversidad]
¿Qué te parecen estas reglas de bienestar del budismo tibetano? ¿Las pondrías en práctica?
Fuente: