Generalmente asociamos el propósito con un fin trascendente, algo que para muchos implica una enorme responsabilidad. Hay otros que piensan que no son capaces y que solo algunos pocos elegidos lo tienen en claro: lo magnifican y se comparan. Y en toda comparación, perdemos.
Sin embargo, el propósito es algo que todos tenemos dentro: sólo hay que animarse a descubrirlo. Es el “para qué” vinimos a este mundo a vivir esta experiencia humana. El único camino que te permitirá llegar hasta él es el auto conocimiento. Bucear internamente, indagarte, prestar atención a las señales y afianzar tus fortalezas en vez de tus debilidades son parte de este camino esencial.
[También te puede interesar: 7 claves para salir fortalecidos de la adversidad]
Desde mi experiencia, el propósito se conecta directamente con el legado personal: la huella que dejarás en el mundo una vez que hayas dejado la forma humana en la que vivimos para trascender a otro plano, aquellos que así lo crean y sientan.
Orientación en la tormenta
Imagina que el propósito es un faro, una guía, una brújula que indica el camino. Una vez que lo descubres el tal el nivel de certeza interno que tienes, que ni el más fuerte de los temporales te podrá derribar.
Van a aparecer tempestades, caos, desafíos e infortunios, tal es la naturaleza humana, ya que aprendemos más de este tipo de experiencias. Y, sin embargo, con la solidez de tu propósito interno, te mantendrás en un equilibrio inmanente que hará que puedas atravesar esos momentos con mayor entereza y determinación.
Es así como el propósito se convierte en una de las claves esenciales para desarrollar todo tu potencial; y, si lo deseas, proyectarlo al mundo.
7 preguntas para descubrirlo
El camino de conocer tu propósito es un regalo que te ha sido dado para vivir determinadas experiencias, conectarlas y resignificarlas internamente, y salir fortalecidos y hasta más sabios.
Como se trata de un camino, un viaje, es un proceso que se da en distintas etapas. Sin importar en cuál te encuentras, estas siete preguntas servirán de aproximación para que puedas orientarte mejor.
Intenta ejercitar estas respuestas no solo con tu mente consciente, sino con el subconsciente, que es donde están las emociones y sentimientos. Una vez más: no se trata de un proceso intelectual, sino de conectarlo con sentido y dirección para habitarlo por completo. De allí irán surgiendo las respuestas que buscas desde hace tanto tiempo.
La sugerencia es que tomes un tiempo diario a responder estas preguntas con total honestidad interna; escribe las respuestas. Si no te surgen espontáneamente, no lo fuerces: pasa a otra pregunta y vuelca lo primero que se te ocurra.
Eres más grande que tus limitaciones, y hay una enorme fuerza creadora interna que te llevará al siguiente nivel de experiencia.
Luego, una vez que hayas respondido las preguntas, pon en práctica los puntos clave que se indican: esto te permitirá accionar, moverte y salir de donde estás, para expandirte y obtener un nuevo nivel de resultados, para que puedas verificarlos por ti mismo.
Si te funcionan, adelante. Y si no, adáptalas, descártalas y genera otras que te conviertan en un ser humano con un propósito claro y firme: el proceso depende exclusivamente de ti. Por eso necesitas comprometerte al cien por ciento, ya que nadie lo hará por ti.
Las siete preguntas para ayudarte a descubrir tu propósito de vida son:
- 1. ¿Quién soy?
Empieza por indagar dentro tuyo quién es el Ser que habita tu cuerpo. No sólo somos eso, tenemos múltiples dimensiones. Puede ser que te ayude preguntarte cómo eres (que no es solo cómo te comportas socialmente) y luego ir a quién eres, en profundidad.
- 2. ¿Qué quiero?
Esta pregunta es realmente poderosa, porque te plantearás la visión interna que sostienes para ir co-creando la realidad de tu vida. Más allá de los logros materiales que quisieras conseguir, pregúntate también qué tipo de dimensión humana quieres alcanzar; en qué estado interno quieres vivir; cómo quieres dejar de estar en guerra muchas veces para elegir el equilibrio. En definitiva, es un mapa de ruta para guiarte con la brújula interna que todos tenemos.
- 3. ¿Qué me ayudaría para ser mejor?
Aquí verificarás todos los aspectos internos y externos que contribuirían a desarrollarte como persona. Desde seguir profundizando en ti con psicoterapia, coaching, cursos, reiki, tai-chi, deportes, naturaleza, meditación, y cualquier otra fuente que esté al servicio de tu desarrollo. Incluso observa tus pensamientos y tu lenguaje: son un poderoso detector de tu influencia interna para crear (o no) el resultado que estás anhelando.
- 4. ¿Qué cosas me limitan? (internamente)
Ahora, con el foco interno en lo más profundo de ti, observa tus creencias limitantes y paradigmas; quizás has recibido educación para un mundo de otro tiempo, que ya no existe, y donde hoy se necesita estar abierto a las infinitas posibilidades que nos ofrece el planeta, si sabemos verlas y aprovecharlas.
¿Vives la vida con signo positivo o negativo? ¿Cuál es la primera mirada sobre ti y sobre los demás? Por ejemplo, pregúntante si haces muchos juicios e interpretaciones que resultan ser erróneas. ¿Qué conductas podrías desarrollar para superar esas limitaciones? ¿Te haces responsable, o echas la culpa a alguien más?
- 5. ¿En qué soy bueno?
En este aspecto, escribirás una lista de todos tus dones y habilidades, sin ponerte demasiado mental. Por ejemplo, pondrías “sé cocinar” sin empezar a especificar “se cocinar un poco, aunque en realidad siempre me dijeron que soy un desastre en eso”. Pon atención a tus emociones mientras lo escribes, ya que son un reflejo de lo que tú mismo sientes y vives por dentro.
- 6. ¿Cómo entrego eso al mundo?
Para seguir, observa de esa lista anterior (tus talentos), de qué forma los aplicas en el mundo de maneras concretas. Haz que coincidan lo máximo posible: así lograrás mayor congruencia personal y profesional.
- 7. ¿Cuál es el próximo paso?
Para concluir, definirás al menos un paso de acción. Debe ser concreto, específico, a llevarlo a la acción dentro de los próximos 7 días corridos desde ahora. Este punto se basa en tu total responsabilidad, y va a permitir evaluar qué tanto compromiso real tienes contigo. La intención es que te pongas en marcha y, a la semana corrida de ejecutarlo con consciencia y consistencia, evalúes el resultado de ese aspecto. Luego, fijarás otro próximo paso, y así sucesivamente.
“Un viaje de mil millas empieza con un solo paso”, afirmó Lao-Tsé. Y así es también este proceso de conocer tu propósito.
Una vez que hayas hecho este propósito tendrás una idea más clara para describirlo en palabras sencillas que hagan sentido para ti y que grabarás en tu corazón, y que serán tu guía y estímulo para seguir adelante.