La espiritualidad es uno de los aspectos que el hombre ha desarrollado desde tiempos muy antiguos. Se vincula con algunas de las preguntas que siempre nos hemos hecho, como cuál es el sentido de la vida o qué sucede luego de la muerte.
No hay un solo camino para desarrollar la espiritualidad. Hay para quienes es sinónimo de religión, pero para otras puede ser algo totalmente distinto.
Lo cierto es que sea cual fuera ese camino, la espiritualidad nos pone en contacto con un aspecto profundo de nosotros, con el sentido de trascendencia. En muchos casos, además, nos ayuda a encontrar un sentido, a responder ese por qué estamos en el mundo que nos ha acompañado desde el pasado hasta hoy.
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¿Cómo abrir la espiritualidad en uno mismo?
Pregúntate
Si quieres ir más allá de lo superfluo, entonces el primer paso es abrir preguntas, cuestionar lo que damos por sentado o lo que simplemente automatizamos. No hablamos de grandes preguntas, sino de más pequeñas como: ¿por qué estoy haciendo esto? ¿Lo elijo realmente? ¿Cómo me hace sentir? ¿En qué me suma como persona?
Aunque pueda parecerte algo menor es el primer paso para abrirte a tus propias emociones. Si mantienes tu lado emocional bloqueado difícilmente puedas desarrollar tu empatía, tu intuición y un sentido del amor incondicional.
Piensa más allá de lo que ves
No todo se acaba en aquello que podemos percibir desde los sentidos. Presta atención a la luna, las estrellas, los insectos, el sol... Todo ello te revela que formas parte de un Universo más grande de lo que crees. La naturaleza tiene ese poder: siempre puede traerte de regreso a ti mismo porque te muestra que eres parte de una perfección mucho más inmensa de lo que crees.
Vincúlate desde el corazón
La espiritualidad también requiere un corazón abierto, receptivo, genuino y generoso. Dispuesto a recibir y a dar. Por eso, si quieres desarrollar este aspecto en tu vida sé más honesto en tus vínculos. Permanece en aquellos donde tu corazón se sienta a gusto; y en donde no, no te detengas.
Busca la vía que más te llame la atención
Puede que la inquietud venga desde un libro que te prestaron o que viste, un documental, una experiencia, o una práctica, como el yoga.
Guíate por tu intuición y dale lugar para que a partir de ese inicio vayas profundizando cada vez más y encontrando cómo canalizar ese lado espiritual que todos tenemos dentro.
Fuentes: