Si has estado interesándote por el feminismo ya sabrás muy bien que el problema con el machismo es que está en la base de un sistema del que todos formamos parte. En ese sistema, los hombres tienen un rol y la mujer otro, inferior por supuesto.
El feminismo es un movimiento que intenta cambiar ese estado de las cosas, para intentar que el mundo sea un lugar más justo y con igualdad de derechos para todas y todos.
Pero, como es un sistema que tiene siglos de poderío, es muy difícil derribarlo de un día para el otro. Y muchas veces podemos descubrir, con asombro, que estamos envueltas en situaciones machistas de las que ni siquiera nos habíamos dado cuenta. Como una relación.
En las relaciones heterosexuales, hay algunos roles que están muy definidos y que es verdaderamente difícil cambiar. La mayoría de nosotras hemos visto a nuestras madres y abuelas cumpliendo un rol en sus parejas, y las imitamos casi sin darnos cuenta.
Y no seamos injustas, a ellos también les pasa: si crecieron en una casa donde su madre y sus hermanas los atendían, es lógico que piensen que es normal. Ahora, es el momento de hablar de esas cosas, reconocerlas y empezar a cambiarlas.
Para saber si estás en una relación machista, estas son algunas señales que deberías atender:
En la casa
Tú haces todo el trabajo y él solo te “ayuda” si se lo pides.
El concepto de que la mujer tiene la responsabilidad del hogar y el hombre, si tiene tiempo, “ayuda” es uno de los más arraigados en la sociedad. Pero la verdad es que la casa en la que viven es tan suya como tuya, y ambos tienen la misma responsabilidad sobre ella. Así que nadie ayuda, todos toman su parte de la responsabilidad.
Cuando te “ayuda” alardea por haberlo hecho, como si eso lo convirtiera en una gran persona.
Si encima de no tomar la responsabilidad de la casa seriamente, se cree el mejor hombre del mundo por haber hecho la cama, pues hay varias cosas que deben hablar.
[También te puede interesar: Ser manager del hogar, un trabajo invisible que realizan la mayoría de las mujeres]
Usa la excusa de que “no sabe hacerlo tan bien como tú”
Posiblemente, esto es verdad. Es lo que decíamos antes: incluso sin conocerte puedo adivinar que has crecido viendo a tu madre hacer los quehaceres de la casa, y ayúdandola en muchas cosas, mientras que él jugaba a los videojuegos.
Así que, siendo adulta, seguramente tienes mucha más idea de cómo se usa la lavadora que él. Pero seamos sinceros, no es tan difícil de aprender. Con un poco de voluntad y bastante práctica, cualquiera puede mantener los pisos y la ropa limpios. Así que “no sé hacerlo” no es excusa.
Minimiza tus problemas
Muchos hombres creen que las mujeres exageramos todo. Han visto demasiada TV aparentemente. Entonces cuando le dices que tu compañera de trabajo es una pesada, o que el almacenero de la esquina te trata mal, se ríe y lo minimiza.
No le creas. Si un problema es importante para ti, y él es tu pareja y la persona con la que piensas pasar el resto de tu vida, debería prestarte atención.
Se enfada si ganas más que él
Hoy en día el campo laboral para la mujer se ha ampliado enormemente, y muchas consiguen puestos de trabajo de jerarquía y bien pagos. Aunque todavía es difícil que los puestos más altos sean ocupados por mujeres, varios siglos de lucha feminista han logrado que deje de ser imposible.
Muchos hombres todavía no entienden esto, y creen que son ellos quienes deben “llevar el pan” a la casa, y que la mujer si trabaja debería hacerlo casi como un pasatiempo. Entonces se enfadan si tú tienes un puesto más alto o ganas más.
¿Es que acaso no mereces tanto como cualquiera el trabajo que tienes?
En la cama
No asume su responsabilidad en la anticoncepción
En las parejas estables, generalmente somos nosotras las que tomamos el control de la natalidad, a través de pastillas anticonceptivas o DIU. Como si el hecho de que somos nosotras la que nos embarazamos les quitara su parte en la paternidad.
Quizá te sientes más segura siendo tú la que se ocupa, y si lo prefieres así es tu decisión. Pero si no tienes más ganas de tomar hormonas a diario y solo lo haces por él, deberían hablar sobre el tema.
No se preocupa por tus orgasmos
Si solo acaba él, y tú no, y no parece importarle. Bueno, es hora de que empieces a pensar que estás en una relación machista.
insiste para tener sexo aunque tú no quieres
Muchos hombres creen que por ser su pareja, tienes que estar disponible para tener sexo siempre que ellos quieran. Mira, si no te apetece un día, si estás cansada, te duele algo o simplemente tienes ganas de usar tu tiempo libre en leer un buen libro, es tu decisión.
Nunca deberían forzarte. “No” es siempre y en cualquier contexto “no”.
En sociedad
Te deslegitima
Si están en una reunión y él deslegitima, se ríe o no presta atención a tus opiniones, haciendo notar que tus opiniones valen mucho menos que las de él, estamos ante un caso severo de relación machista. Ni hablar si suma a eso comentarios burlones sobre su intimidad, por ejemplo.
Pasas más tiempo con sus amigos que él con tus amigas
Hace mansplaining
Te explica (a ti o a otras mujeres) cosas que ya saben, pero que asumen que tiene que explicarte solo porque eres mujer.
[También te puede interesar: Mansplaining: una conducta que puedes estar teniendo o sufriendo sin darte cuenta]
Cuando se junta con sus amigos es misógino
Es un poco más sutil, pero también vale. Si han comenzado a hablar de estos temas, y él se ha mostrado receptivo y ha comenzado a cambiar algunas actitudes… ¡Maravilloso! El camino de la deconstrucción empieza paso a paso.
Pero si cuando se junta con sus amigos solo hace comentarios misóginos, se ríe de abusos sexuales, bromea sobre la homosexualidad y demás… Bueno, todavía queda bastante por hacer.
Aunque en ese caso, tal vez tu relación machista todavía tiene futuro.