Cuando pensamos en el tiburón blanco, es probable que lo primero que se nos venga a la cabeza sea la afilada mandíbula del ejemplar que aparece en la película de Steven Spielberg. Y es que historias como estas le han hecho mala fama. Sin embargo, los científicos creen que tenemos mucho que aprender de él.
El tiburón blanco cuyo nombre científico es Carcharodon carcharias es uno de los animales marinos más reconocidos públicamente. En líneas generales, los tiburones representan un antiguo linaje de vertebrados cuyos genomas han sido poco estudiados.
Una reciente investigación estudió genoma del tiburón blanco y se enfocó en su habilidad de rápida curación de las heridas. Se cree que estudiar esta capacidad puede llevar a la comunidad científica a encontrar nuevas formas de tratar el cáncer.
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Investigación
Los tiburones llevan 400 millones de años en la Tierra. Algunos expertos creen que la longevidad de la especie deriva de una elevada resistencia a las enfermedades y a la capacidad de sanar rápidamente.
Una investigación publicada en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences, planteó la hipótesis de que el énfasis adaptativo molecular en la estabilidad del genoma en tiburones ballena y blanco puede reflejar la presión selectiva combinada de genomas grandes, alto contenido de repetición, gran tamaño corporal y larga vida útil, representados en estas dos especies.
"Los tiburones son famosos por su capacidad de curar heridas de manera eficiente, pero nadie sabe por qué", explicó Mahmood Shivji, biólogo y co-autor del estudio. "Hay mucho que aprender de estas maravillas evolutivas", agregó.
Al estudiar el genoma del tiburón blanco, buscan obtener información relevante acerca de su capacidad de sanación. Esperan que esos hallazgos sirvan para encontrar nuevos tratamientos para el cáncer.
Importancia
Ha circulado mucho el mito de que el tiburón no puede contraer cáncer. Es por eso que se comercializan las pastillas del cartílago de este animal, algo que ha diezmado la población de tiburones en todo el mundo. De hecho, el tiburón blanco está en peligro de extinción por este motivo.
En relación a esto, el biólogo Shivji enfatizó especialmente que consumir este tipo de productos no mejorará de ninguna manera la genética humana. Mito derribado: ni las pastillas de cartílago de tiburón ni la sopa de aleta te ayudarán a prevenir el cáncer.
"Es una idea tan tonta como decir que si comes tiburones entonces podrás contener la respiración por más tiempo", agregó Shivji.
Sin embargo, el genoma del tiburón blanco le puede proveer a la comunidad científica información fundamental con aplicaciones biomédicas en los humanos. Esto incluye nuevas formas de combatir el cáncer y enfermedades vinculadas con el envejecimiento, así como mejorar los tratamientos para curar heridas.
Hallazgos
Además de su rápida curación, los tiburones no padecen cáncer con más frecuencia que los humanos. Esto contradice la teoría de que el riesgo de tener cáncer aumenta con el tamaño del cuerpo del organismo y su expectativa de vida.
Los tiburones blancos pueden medir hasta 6 metros de largo, pesar hasta 3200 kilos y vivir entre 40 y 70 años. El hecho de que, en estas condiciones, no tengan un mayor riesgo de padecer cáncer, sugiere que hay algo en su genoma que les confiere una protección adicional.
Una razón, según este estudio, puede ser que el código genético del tiburón blanco oculta un equilibrio de los opuestos del ADN que hace que el genoma general sea estable.
Opuesto a esta estabilidad, están los humanos. La inestabilidad genética se asocia con un mayor riesgo de cáncer en los seres humanos, así como a otras enfermedades relacionadas con la edad como el Alzheimer.
Ahora verás al tiburón de otra forma, ¿verdad?
Fuentes:
Proceedings of the National Academy of Sciences