Ella se llama Hannah Ritchie, una científica que transitó el camino de la desilusión por el cambio climático a una renovada esperanza. Ella acaba de escribir un libro sobre el cambio climático con perspectivas más alentadoras.
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Investigadora principal de la Universidad de Oxford
Hannah Ritchie acaba de cumplir 30 años y se dedica a la vida académica. Empezó su carrera en ciencia muy joven, con solo 16 años. En ese entonces, ella estaba convencida de algo: “la contaminación era irreversible para el planeta”.
Hoy, ella se siente diferente. Ha dejado atrás el discurso pesimista y su mayor preocupación es la inacción ante el clima. Considera que la narrativa pesimista, respecto al ambiente, no colabora para nada en la resolución de estos problemas.
Gracias a su libro, sus ideas se han dado a conocer. Lanza críticas a la mentalidad fatalista, a la resignación apocalíptica, al hecho de que esta postura ha permeado las universidades y solo se enseña un futuro de desesperanza.
¿Podemos continuar mejorando el bienestar humano y reducir el impacto ambiental?
Es la pregunta que Hannah Ritchie se ha formulado. Ha tenido en cuenta que el cambio climático es siempre una consecuencia de lo que hacemos. Lo que se hizo antes, ha causado la situación actual y lo que hacemos hoy, causará la situación del mañana.
Lo anterior significa que el cambio climático no es espontáneo. Resignarnos no tiene sentido, ya que lo que hagamos hoy mañana cambiará el panorama ambiental. Por otra parte, ella ha estudiado datos que arrojas perspectivas esperanzadoras.
- La capa de ozono fue uno de los mayores problemas a inicios del siglo XXI, pero se han minimizado los gases que la afectaban.
- En Europa, la lluvia ácida fue un grave problema. Pero, al tener conciencia de mismo, se tomaron medidas para revertirlo.
- China logró reducir drásticamente la contaminación del aire, logrando mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Por otra parte, ella habla del poder positivo de las nuevas tecnologías. Verbigracia, los automóviles eléctricos. Estos transportes reducen de manera notable el CO2 emanado a la atmósfera, lo cual es un excelente indicativo.
Un optimismo reservado, pero real
Para Hannah Ritchie hay vías para evitar el desastre ambiental, aunque nos acercamos a límites de: dióxido de carbono, de deforestación, de temperaturas altas… En dado caso, ella insiste que sí se puede hacer algo para mejorar.
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¿Qué opinas de las ideas de esta joven científica? Ella asevera que nuestro peor enemigo es la inacción, la cual es consecuencia de un discurso pesimista, que considera que el desastre climático es inevitable.
Fuente:
BBC