Papeles, plásticos, indumentaria, son algunos de los productos que se consumen, muchas veces sin necesidad, cuando llega un nuevo ciclo escolar. La vuelta al colegio trae consigo muchísimas compras que se inscriben en largas listas que hay que seguir al pie de la letra. Desde mochilas, uniformes, cuadernos y libros, hasta tuppers, lápices y lapiceras, se compran casi por inercia, sin preguntarse si es tan necesario.
¿Cómo hacer para llegar al primer día de clases con lo necesario, cuidando el ambiente? ¿Es posible? ¡Claro que sí! Y lo primero que hay que hacer es re-pensar las compras que haremos antes de que los niños comiencen las clases.
Eso quiere decir que el primer paso es mirar qué quedó del año pasado y usar aquello que está sano y en condiciones para seguir su curso. Si los útiles o el calzado o uniforme están en buenas condiciones, volverlos a usar sin la necesidad de volver a comprar nuevos. Reparar es un acto de amor con el planeta, es por eso que sería un buen plan poder arreglar aquello que no esté sano, pero tenga solución.
Una buena opción es hacer los estuches para lápices con telas en desuso. De esa manera estaremos evitando el plástico, y reutilizando género que de lo contrario acabaría en la basura. También se pueden adaptar envases que no se usen y que se les pueda dar una nueva vida. Asimismo, se puede usar el estuche de un hermano que ya no la utilice o comprar alguna de segunda mano.
Los cuadernos pueden ser reciclados, o ecológicos, porque siempre que se pueda optar por una alternativa sostenible siempre es mejor. Hay algunos que están hechos de fibras vegetales, otros de papel reciclado.
Las viandas escolares suelen ser un mundo de plásticos y desperdicios de recursos. Entre tuppers de plástico y bolsas de nylon, se convierten en una amenaza para el cuidado del medio ambiente. Hay una manera de hacerlas más amigables y ecológicas repensando la manera de transportar los alimentos y utensilios.
Los envoltorios de tela, que podemos hacer en casa con retazos de tela, ayudarán a evitar muchísimos residuos. Otra idea para el momento del almuerzo o merienda fuera de casa es llevar un vaso y utensilios de casa, para evitar los desechables que suelen ser de plástico de un solo uso. No olviden sumar la servilleta de tela para evitar las de papel.
Los tuppers se pueden reemplazar por recipientes de acero inoxidable, y en lugar de comprar todos los días una botella de plástico, usar botellas térmicas reutilizables. En cuanto a la fruta, llevarla lavada y cortada, y no comprar la fruta pelada y empaquetada del supermercado.
Los textiles sintéticos son una de las principales fuentes de contaminación de los océanos. Se calcula que la mitad de microplásticos en realidad son fibras sintéticas que se desprenden de la ropa en cada lavado. Si bien los uniformes escolares son de uso necesario, hay opciones para no comprar por comprar.
Es mejor elegir fibras naturales y/o recicladas. Hay que mirar atentamente las etiquetas y descartar los materiales sintéticos. Muchas veces, las prendas de segunda mano alargan la vida de la ropa, y de paso permiten ahorrar dinero. El intercambio o trueque de uniformes podría ser una nueva práctica con otros padres que se puede impulsar antes de que comiencen las clases.
En cuanto a los lápices, los de madera y sin barnizar, son la mejor opción. Para marcarlos no se necesita cinta ni métodos especiales, solo basta con raspar un poco el barniz (si hace falta) y escribir directamente sobre la madera. Son elecciones sutiles que sumadas generan un gran impacto.
Para poder elegir útiles libres de plástico, se pueden optar por útiles de metal, son mucho más duraderos y se pueden reutilizar año tras año: reglas, cartucheras y sacapuntas de metal se encuentran. La plasticola se puede recargar, la mochila puede ser de tela, y el intercambio de libros y cuadernos puede ser una práctica habitual.
Todos estos pequeños cambios en el inicio escolar pueden cambiar mucho al medio ambiente, pueden generar conciencia en los niños y librar de plástico a las escuelas. Reutilizar, reparar, repensar y reciclar son las cuatro acciones que podemos poner en práctica para comprar menos, ahorrar más, y ser más amigables y responsables con el planeta.