El arándano es un fruto silvestre que crece en zonas frescas. Es una baya globosa de color negro azulado que mide unos 6 mm de diámetro. Se consume sobre todo en mermeladas, tartas o como acompañamiento de diversos platos. Es un alimento rico en vitaminas que además aporta pocas calorías al organismo.
Se trata de una de las frutas más reconocidas por su peculiar sabor, lo que la convierte en un ingrediente codiciado en muchas recetas, además de los múltiples beneficios que tiene para la salud.
Por sobre todas las cosas, se destaca su alto contenido de vitamina C, fibra, potasio, hierro y calcio. Asimismo, estas bayas se caracterizan por su cantidad de pigmentos naturales con acciones antioxidantes.
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Beneficios de los arándanos
1. Su contenido de vitaminas fortalece el sistema inmunológico, previniendo enfermedades.
2. Los antioxidantes, antocianos y carotenoides colaboran en la formación de huesos y dientes, así como en la creación de glóbulos rojos y la absorción del hierro. También neutralizan los agentes nocivos para el cuerpo.
3. El potasio que poseen beneficia el funcionamiento del sistema muscular y nervioso.
4. La fibra favorece la regulación de la flora intestinal.
5. Su acción antiséptica es importante para combatir infecciones causadas por gérmenes.
6. Combate diversas afecciones cardiovasculares.
7. Mejora los problemas de la vista.
Cómo cultivar arándanos en maceta
Aprende a cultivar arándanos en un espacio pequeño, ¡y a preparar deliciosas recetas con ellos!
La maceta
Si vas a plantar los arándanos desde semillas, necesitarás hacerlas germinar en un semillero o recipiente pequeño, como un envase de yogur con agujeros en la base. Si consigues un plantín, puedes colocarlo ya en una maceta más grande.
Para una planta joven, es adecuado un contenedor de unos 20 litros. Cuando la planta madure (luego del cuarto año), necesitará una maceta de entre 60 y 75 litros.
Ya que en el invierno las macetas no brindan a las raíces la misma protección ante el frío que un suelo, es recomendable aislarlas colocando heno en el fondo.
Prepara el suelo
A los arbustos de arándano les gustan los suelos ácidos, de bajo pH (entre 4,5 y 5). Para obtener un suelo ácido en una maceta, puedes agregar turba, harina de semilla de algodón, y utilizar abono de cortezas y hojas de roble o pino.
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Paso a paso
1. Coloca una servilleta gruesa en un recipiente pequeño y agrega un poco de agua. Luego, vierte algunas semillas en ella.
2. Coge con tu dedo de a una semilla. Hazlo con cuidado, son muy pequeñas. Introdúcelas en la tierra y tápalas.
3. Riega la planta a diario y procura mantener un buen nivel de humedad todo el tiempo.
4. Debes ubicar la maceta en una zona con buena iluminación y protegerla del viento.
5. Tanto en las macetas como en el suelo, la tierra debe ser removida y estar suelta para una buena oxigenación y un correcto drenaje de la planta.
6. Luego de plantarlas, puedes hacer un acolchado con ramas u hojas de roble o pino. Esto contribuirá a prevenir las malezas, conservará la humedad y aportará acidez al suelo.
¿Cómo son sus cuidados?
Procura no colocar demasiadas semillas en una misma maceta, dado que la planta del arándano necesita de cierto espacio para crecer adecuadamente. Asimismo, la tierra debe estar bastante húmeda al momento de la siembra.
Cuando la planta haya crecido, deberás hacer el transplante a una maceta mayor, o directamente al suelo. Al hacerlo, tienes que tener totalmente humedecidas las raíces para evitar que sufran durante este proceso. Por eso, te recomendamos pasarlas a un balde con agua por unos 10 minutos antes de plantarlas nuevamente. Una vez finalizado el replantado, moja la tierra donde la has colocado.
Recuerda que para cultivar arándanos en casa, las épocas de frío son mucho más beneficiosas. Se trata de una planta que se adapta muy bien al frío, incluso a temperaturas extremas, pero padecen mucho el calor. Así que ya sabes, no escatimes en sus cuidados en el verano y no la dejes en exposición directa al sol.
Fuentes: