Las cifras oficiales de la OIT estiman que alrededor de 168 millones de niños trabajan en el mundo. Muchos de ellos lo hacen en la industria textil y de la moda: desde el trabajo rural en plantaciones de algodón, hasta talleres de costura clandestinos ocultos en las grandes ciudades que emplean adultos y niños en condiciones muy precarias o, directamente, de esclavitud.
Otras cifras son aun más alarmantes, ya que indican que son alrededor de 250 millones de niños los que trabajan de forma ilegal.
En todos los casos, dejar de consumir productos elaborados con el trabajo ilegal de niños es un paso fundamental para que la esclavitud desaparezca, pero para eso hay que saber cuáles son.
Saber de dónde viene el producto que estamos comprando y en qué condiciones fue elaborado no es fácil, sobre todo porque la publicidad se encarga de borrar por completo las huellas de la producción para que parezca que las prendas de moda que tenemos ante nuestros ojos aparecieron por arte de magia.
Mientras las luces de los centros comerciales nos distraen, el trabajo esclavo y el trabajo infantil existen, y no algo que incumba solo a los países en los que sucede, porque se sabe que las grandes empresas transnacionales subcontratan fábricas en países con gran riesgo social para abaratar costos.
En los últimos tiempos, marcas como: Tommy Hilfiger, Timberland, H&M, Marks&Spencer, Diesel, Gap, C&A, El Corte Inglés, Cortefiel, e Inditex (propietaria de Zara) fueron incluidas en listas de negocios que utilizan prácticas esclavistas; y éstos son tan solo los casos que tomaron repercusión.
Una de las primeras manifestaciones del mundo para denunciar las deplorables condiciones laborales en las que se fabricaban las prendas de vestir ocurrió en Holanda en 1989, frente a unos grandes almacenes, y creció hasta convertirse en la "Campaña Ropa Limpia", iniciativa que actualmente está activa en 14 países europeos y que tiene el fin de identificar la ropa libre de trabajo esclavo. Hace poco tiempo llegó a América Latina.
Ahora, una iniciativa similar, enfocada específicamente en el trabajo infantil, acaba de ser lanzada por una organización neozelandesa. El objetivo es crear una etiqueta universal para que los consumidores puedan decidir comprar solamente la ropa que garantiza las condiciones dignas y legales de trabajo de todos sus empleados.
Una etiqueta universal libre de trabajo infantil
La iniciativa partió de una organización neozelandesa llamada "Child Labor Free", que nació con el objetivo de crear una etiqueta ética que acredite que las empresas que la usen están libres de trabajo infantil en todos los procesos de producción de sus productos, incluso los que tercearizan a otras empresas.
"Child Labor Free" cuenta con el apoyo de UNICEF y ya tiene un prototipo de la etiqueta que será presentada en la próxima semana de la moda de Nueva Zelanda.
El consumo responsable es la única manera de frenar las prácticas esclavistas de las grandes empresas, y la información sobre el origen de los productos es nuestro derecho para poder decidir qué comprar.
¡Hagamos posible la implementación de esta etiqueta!