En el mundo se arrojan a la basura aproximadamente 1.300 kilogramos de alimentos por día. Ése es un dato de la FAO, (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), que también estima que esa comida sería suficiente para alimentar a 900 millones de personas.
Las razones de este terrible derroche de alimentos son muchas, y todas tienen que ver con el sistema de consumo en el que vivimos.
Los alimentos se producen en cantidades mayores a las que podrían utilizarse, y el excedente se arroja a la basura en lugar de regalarse cuando aun está en buen estado, porque las marcas y las cadenas de supermercados deciden cuidar sus intereses antes que ayudar a las personas que no tienen qué comer.
En Francia, una ley que tiene como objetivo evitar esta situación fue aprobada por unanimidad en la legislatura el 3 de Febrero.
La norma, que es una enmienda a la Ley de transición energética, estaba siendo tratada por las cámaras legislativas desde mayo de 2015 y establece que, desde el primero de julio de 2016, los supermercados de más de 400 metros cuadrados no podrán tirar alimentos perecederos, ni en buen estado ni caducos, por lo que deberán regalar lo que no pueden vender cuando aun sea apto para el consumo.
De esta manera, las personas necesitadas podrán aprovechar la comida que de otro modo terminaría en la basura.
Algunas cadenas de supermercados en el mundo no solo tiran alimentos, sino que los rocían con cloro o los colocan en depósitos inaccesibles, para que las personas que buscan alimentos en la basura no puedan acceder a ellos sin pagarlos.
Esa situación es terrible desde todos los ángulos, y sobre todo si tenemos en cuenta que, según calcula la ONU, en el mundo hay alrededor de 1.000 millones de personas que viven bajo la linea de pobreza, es decir, la misma cantidad de personas que podría alimentarse con la comida sobrante en hogares, restaurantes y supermercados, si no fuera desechada.
La buena noticia es que, por suerte, existen varias iniciativas en el mundo que, como la ley francesa, buscan, por un lado, que menos comida sea desperdiciada, y por otro, que no existan más personas sin un plato cada día en su mesa.
En Brasil, por ejemplo, la iniciativa "Satisfeito" propone que los restaurantes ofrezcan platos con un tercio menos de comida de la que ofrecían usualmente, y donen ese resto a los necesitados.
Cada persona que decida comer uno de estos platos más pequeños, porque sabe que no necesita una comida tan abundante para saciarse, estará colaborando con los comedores que ayudan a quienes no tienen para comer.
También existen, en España, refrigeradores solidarios, en los que cada persona puede colocar los alimentos que están por perecer en su hogar, para que un vecino pueda aprovecharlos.
Tomando conciencia sobre la posibilidad de colaborar con estas iniciativas, podemos, entre todos, lograr que, gracias a la generosidad y a los emprendimientos solidarios, toda la comida del mundo llegue a las manos de quienes lo necesitan. Juntos podemos acabar con el hambre en el mundo.
¿A cuál iniciativa te gustaría sumar tu grano de arena?