Todos los años se desperdician 1.700 millones de toneladas de alimentos en todo el mundo. Es por eso, que urge la necesidad de reducir el gasto. Este desafío no sólo es de los gobernantes, sino de nosotros como ciudadanos, para ayudar a reducir este número y para no enfermarnos por comer algo que nos quede en mal estado, a raíz de un mal almacenamiento.
Para empezar, si nos sobra comida que acabamos de cocinar, lo ideal es dejar un rato que se enfríe y luego colocar la comida en la heladera o el congelador. Es importante que evitemos que la preparación pase más tiempo de lo necesario a temperatura ambiente. Esto se debe a la posible proliferación de microorganismos que pueden dañar la preparación.
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Es recomendable que se preste especial atención a las preparaciones hechas con alimentos crudos o con huevo, ya que son más propensas a que se dañen. Asimismo, sí señor trata de alguna salsa o tortilla o algún resto de comida que nos haya quedado en el plato, lo mejor es no guardarlo.
También se recomienda guardar la comida en recipientes herméticos aptos para almacenar alimentos en la heladera y colocarlos en los estantes superiores de la heladera, para evitar que otros alimentos crudos goteen encima. En general, se recomienda no tardar más de tres días en consumir este tipo de comidas, pero siempre dependerá de la preparación.
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Los alimentos solo tienen que ser recalentados una vez, se debe sacar de la heladera lo que se quiera consumir y el resto dejarlo para que no se deteriore. Además, lo ideal es que se recaliente en el horno, antes que en el microondas, para que el proceso se logre de manera más homogénea.
Ahora si, con esta información ya te encuentras en condiciones de mejorar y prestar más atención al cuidado de la comida y su almacenamiento.