Los temores respecto al hambre y la desnutrición se están incrementando en todo el mundo, ya que la pandemia aún en curso sigue teniendo un impacto económico perjudicial. Uno de los grandes problemas cada vez más notorios es que el precio de la comida aumenta más rápido que los ingresos de las personas, y los expertos aseguran que va a empeorar.
De acuerdo a un informe reciente de Bloomberg, en Estados Unidos los precios aumentaron cerca del 3% en el año que finalizó el 2 de enero. Esto representa aproximadamente el doble de la tasa de inflación general. Un salto que afecta principalmente a las familias que luchan y que ya han sido empujadas al borde del abismo.
El Departamento de Agricultura de EE.UU reveló que los estadounidenses más pobres ya usan el 36% de su salario en comida. Ahora, los despidos masivos en trabajos con salarios más bajos como el transporte y el comercio minorista, han ejercido cada vez más presión sobre los presupuestos de las familias.
Además, el precio de los productos básicos de armarios en las tiendas como los cereales, el azúcar, la soja y las semillas de girasol han subido. Los costos mundiales de los alimentos alcanzaron un máximo de 6 años en enero.
Las esperanzas de que estos precios bajen a corto plazo son casi nulas, debido a la combinación de mal tiempo, aumento de la demanda y las cadenas de suministros globales que se han visto agravadas por la pandemia.
Sylvain Charlebois, director del Laboratorio de análisis agroalimentario de la Universidad de Dalhousie de Canadá, advirtió que:
"La gente tendrá que acostumbrarse a pagar más por la comida".
El problema existe mucho más allá de Estados Unidos
Los precios de los alimentos en todo el mundo ya experimentan fuertes aumentos. Según Bloomberg el precio del tofu en Indonesia ahora es un 30% más elevado de lo que era en diciembre. Mientras que en Brasil, el precio de los frijoles de tortuga ha aumentado un 54% en comparación con enero del 2020.
En tanto, Rusia ya observa cómo los compradores de alimentos ahora pagan 61% más por el azúcar que hace apenas un año. Rusia y Argentina ya han puesto restricciones en los precios de ciertos productos básicos. Al tiempo que imponen aranceles a las exportaciones para tratar de contener el costo interno de la comida.
Los mercados emergentes también están sufriendo un alza en los precios de la materia primas. Y los recursos como el petróleo, el cobre y los granos, están siendo impulsados sin medida por las expectativas de una recuperación económica. Así como por políticas monetarias laxas.
Los informes indican que los consumidores de EE.UU, Canadá y Europa, también sentirán estos efectos a medida que las empresas se queden sin forma de absorber el aumento.