Lo que vemos y entendemos como realidad, en verdad, no es más que una construcción que hemos hecho de ella. Por eso, a la hora de mirar algo o vivir una situación, la acción del pensamiento es mucho más decisiva de lo que crees.
Seamos o no conscientes de ello, sentimos y actuamos de acuerdo a los que pensamos. Por eso, al igual que tenemos la posibilidad de interpretar lo que sucede de una forma u otra, para generar un cambio, en primer lugar, debemos experimentarlo en nuestro interior.
Los sorprendentes experimentos del científico japonés Masaru Emoto con las moléculas de agua han demostrado la posibilidad de la mente para incidir sobre lo que llamamos "la realidad". En ellos, el amor provocaba formas moleculares bellas mientras que el odio generaba caos. Si pensamos que más del 70% de nuestro cuerpo es agua, ¿cómo nuestras emociones, nuestras palabras y hasta la música que escuchamos no podrían influir en nuestra realidad?
Los estudios sobre el cerebro han comprobado, a su vez, que cuando vemos un objeto se registra actividad en ciertas áreas de la mente, pero cuando la persona simplemente lo imagina, la actividad cerebral es idéntica, ya que en ese mecanismo, se encuentran implicadas las mismas redes neuronales. Para el cerebro, entonces, es tan real lo que ve como lo que siente.
Esto quiere decir que para la mente, un estímulo no físico puede ser igual o aun más intenso que cualquier cosa o situación verificable de manera empírica.
En este sentido, podemos incidir de alguna manera sobre la manera en que entendemos y construimos nuestra realidad. La clave está en nuestras emociones, en la manera en que procesamos las experiencias.
Para hacer que la realidad sea más positiva, constructiva y creativa, es posible comenzar haciendo consciente los sentimientos y pensamientos para poder registrar mecanismos y respuestas emocionales que funcionan en nosotros con naturalidad.
Estas respuestas se elaboran en el hipotálamo, donde nacen las neurohormonas o neuropéptidos, responsables de las emociones. En este sentido, es posible afirmar que existe una química para la rabia, para la felicidad, para el sufrimiento, para la envidia, etc.
Además, al repetirse, las conexiones se refuerzan, haciendo que asociemos situaciones con emociones. Por ejemplo, un avión puede despertar excitación y entusiasmo para algunos; y temor, para otros.
La buena noticia es que, en cuanto esas conexiones se modifican, el cerebro crea otro puente entre neuronas que experimentamos como una liberación.
La clave está en aprender a vivir las emociones de otra manera, ya que el modelo de lo que creemos como mundo, se construye desde lo que sentimos en nuestro interior y de nuestras ideas.
Cada sentimiento que experimentamos crea dentro de nuestro cuerpo una química. Entonces, si nuestra respuesta emocional ante nuestras circunstancias es positiva, obrando con amor, tolerancia, entendimiento, podremos experimentar eso mismo en nuestro cuerpo y extenderlo a todo el mundo y circunstancias que nos rodean.
Ejercicio para crear la realidad que deseas
1) Escoge un lugar y tiempo donde no te interrumpan
2) Aquieta tu mente
3) Usa la intención y la atención para pensar en afirmaciones y visualizaciones de lo que deseas. Es importante que hagas el esfuerzo por sentir que ya están sucediendo.
Busca estar siempre con el corazón abierto; sé paciente y practica esto, si es posible, todos los días.
Verás que esta práctica es realmente poderosa y reconfortante. La intención te llevará a dirigir tu mente con atención hacia algo para conseguir un resultado. Ella conlleva una carga energética que se desplaza en el campo cuántico influenciando una o varias posibilidades.
Día a día generamos una gran cantidad de pensamientos, muchos de los cuales son negativos, aunque a menudo lo hagamos inconscientemente. Se trata entonces de infectar el campo con aquellos pensamientos positivos que queremos para nosotros, soltándolos y permitiendo que el universo los traiga de vuelta de la mejor manera y para nuestro más alto bien.
Puedes aplicar también esto mediante el tapping y así ayudarte a ti mismo a crear el mundo que deseas.