Vocación proviene del latín «Vocatio», «Vocationis» que significa acción de llamar. Generalmente se le atribuye al llamado de Dios para seguirlo, haciendo una carrera religiosa, pero, en realidad, este término se aplica a toda forma de vida que elijamos vivir que tenga que ver con aquello que sentimos que somos llamados a ser y hacer.
No hay una edad para encontrar nuestra vocación, un gran número de personas lo hacen antes de terminar sus estudios en la escuela secundaria, algunas luego de haber probado varias posibilidades, otras después de haber vivido gran parte de su vida haciendo algo que no le gustaba o no le convencía, hay tantos casos como personas. Lo importante es encontrar aquello que nos encanta, nos apasiona y nos sentimos seguros/as de que es lo que realmente queremos ser y hacer.
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Es aquí donde la Orientación Vocacional aparece como el proceso que nos ayuda y colabora, en el cual intervienen varios factores como nuestra personalidad, nuestro medio cultural, social y familiar; nuestros gustos y habilidades, nuestros conocimientos y capacidades, las posibilidades personales y la oferta tanto académica como laboral, entre otros.
Como acompañante de dicho proceso, en general, trato de hacerles ver en el casos de los/as jóvenes que es la primera vez que van a decidir sobre su vida sin que intervengan sus padres donde su rol es protagónico ya que su elección y decisión es personal y afecta su futuro que empiezan a construir en el momento que comienzan a caminar este proceso esclarecedor que es la Orientación vocacional.
En el caso de los adultos, lo que cambia es que no es la primera vez que eligen o deciden sobre su vida, muchas veces, si hay que aclararles que son los protagonistas de sus vidas y que se puede encontrar la vocación, si todavía no lo han hecho, e incluso pueden cambiarla o modificarla.
Este proceso lleva tres etapas: la primera es la del Autoconocimiento, donde se conectarán con sus gustos, habilidades y capacidades, aquello que aman y les apasiona hacer y a la vez con lo que no les gusta o sientan hábiles, para que pueden ir seleccionando lo que les interesa.
La segunda, tiene que ver con la información acerca de las distintas carreras, profesiones u ocupaciones y oficios. Es muy importante saber sobre las ofertas tanto académicas como laborales y ocupacionales y de esta manera poder elegir lo que es más conveniente y se adecúe más a cada uno/a.
Finalmente integrar todo lo trabajado, en un proyecto de vida, pudiendo verse a futuro haciendo y viviendo aquello que decidieron.
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Cómo les comente al comienzo de este artículo, este proceso puede hacerse a cualquier edad, por ello voy a citarles alguno casos, por ejemplo, el de Carlos, que empezó a estudiar arquitectura, porque su papá era arquitecto, se dio cuenta que no le gustaba y decidió estudiar diseño gráfico; el de Carmen que con más de cuarenta años y con sus hijos ya crecidos, decidió estudiar profesorado de historia y hoy enseña en una escuela secundaria; el de Juan, que dejó su trabajo de oficina para emprender de manera digital y hoy llega a conectarse con personas de distintas partes del mundo o el de una compañera mía de la facultad de psicología que estudiaba a sus apenas sesenta y ocho años.
La clave para encontrar tu vocación, está dentro tuyo, ya sea que lo hagas con ayuda o no. Siempre estás a un paso de elegir y decidir la vida que querés, sólo hay que animarse.
* Por María Daniela Plinio, Licenciada en Psicología, Especialista en Mindfulness y Directora en Argentina de We Chill Out.