Plutón dejó de ser considerado un planeta en 2006 y es un misterio: la Unión Astronómica Internacional (UAI) lo reclasificó como un "planetoide" o "dwarf planet" (planeta enano). La principal causa fue que no cumple con una de las tres condiciones necesarias.

Plutón es el noveno planetoide del sistema solar y uno de los astros más fascinantes por su órbita excéntrica, su composición helada y rocosa, y la historia que envuelve su clasificación. A pesar de haber sido considerado un planeta durante más de 70 años, su reclasificación como un planetoide despertó controversia y magnetismo.

Además, su exploración por la nave espacial New Horizons en 2015 develó detalles sorprendentes sobre su geografía y atmósfera, haciendo de este cuerpo celestial un enigma constante que sigue cautivando la curiosidad humana.

Plutón: el misterio de por qué ya no es un planeta

Aunque la esfera plutoniana orbita alrededor del Sol y tiene suficiente masa para que su gravedad le dé una forma casi esférica, no limpió su órbita de otros objetos. Es decir, comparte su órbita con otros cuerpos en el Cinturón de Kuiper, una región del sistema solar llena de pequeños objetos helados, lo que impide que sea considerado un planeta en el sentido estricto.

comparte su órbita con otros cuerpos en el Cinturón de Kuiper (Foto: Pinterest)
comparte su órbita con otros cuerpos en el Cinturón de Kuiper (Foto: Pinterest)

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¿Cuáles son los planetas?

Según la definición actual de la UAI, los planetas son aquellos cuerpos celestes que cumplen con tres requisitos:

  • Orbitar alrededor del Sol.
  • Tener suficiente masa para que su gravedad lo haga redondearse.
  • Haber limpiado su órbita de otros objetos.

Con estos criterios, el sistema solar tiene ocho planetas reconocidos: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.

¿Cómo repercute Plutón en nosotros?

A pesar de que Plutón ya no es considerado un planeta, su influencia astrológica sigue siendo relevante. En astrología, está vinculado con el poder transformador, la regeneración, la profundización en lo oculto y la destrucción de estructuras obsoletas para dar paso a nuevas formas de vida. En los aspectos individuales, puede responder a crisis transformadoras, el deseo de control o el enfrentamiento con nuestros miedos más complejos.

Su tránsito puede empujarnos a realizar cambios abruptos o a enfrentar nuestras sombras internas, con la probabilidad de una profunda mutación interna.

En términos genéricos, este astro también representa los procesos de transformación a nivel mundial, como movimientos sociales o cambios políticos significativos. Aunque ya no es un planeta en el sentido astronómico, su simbología sigue siendo poderosa en la astrología.