Tristán de Acuña es un archipiélago británico escondido en medio del Océano Atlántico Sur. Está formado por 3 islas: la más grande y única habitada que da nombre al archipiélago y las dos deshabitadas, Inaccesible y Nightingale.
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Junto con la Isla de Gough constituyen una dependencia de Santa Helena, isla y lugar habitado más próximo (a 2600 km). La siguiente civilización más cercana es Ciudad del Cabo a 2700 km y Rio de Janeiro a 3500 km. ¿Un oasis en medio del desierto, o en este caso al revés?
Solo se puede llegar en barco a las costas de Tristán de Acuña
Por sus dimensiones y relieve el archipiélago no dispone de aeropuerto, así que la única forma de llegar es a través del propio medio que le rodea, el barco. Como si de una historia de Julio Verne se tratara, 12 aventureros se podrán embarcar desde Ciudad del Cabo en dirección a la isla.
A tener en cuenta que los residentes siempre tendrán preferencia, incluso aunque hayas reservado hace meses. Otra opción para acceder es el Agulhas II, un barco que sólo hará la travesía una vez al año.
Sudáfrica puso este navío a su disposición a cambio de tener la facultad de usar la Isla de Gough como estación meteorológica. En total, sólo vuelven 9 barcos al año a Ciudad del Cabo, y el trayecto dura un mínimo de 6 días, aunque las condiciones del tiempo pueden alargar el itinerario.
Algunas características de Tristán de Acuña
Tristán tiene una superficie de 98 km², unas 10 veces menor que Berlín o 37 veces que Buenos Aires, y tiene un volcán activo de 2062 metros de altitud llamado el Pico de la Reina María. Al ser un lugar tan remoto, no existen depredadores y algunas especies únicas han prosperado.
Así se destacan especies autóctonas como el Rasconcillo de Tristán, el ave no voladora más pequeña del mundo. Además, es uno de los pocos lugares del mundo donde se pueden ver pingüinos de penacho amarillo y albatros errantes.
Un solo poblado y apenas nueve apellidos
En su zona llana se encuentra el único pueblo de la isla, conocido como Edimburgo de los Siete Mares. La gran parte de sus habitantes son descendientes de los pobladores originales y debido a la falta de alternancia genética se produce mucha endogamia.
De hecho, a día de hoy solo hay 9 apellidos: Collins, Glass, Swain, Green, Hagan, Rogers, Repetto y Lavarello y Squibb. Esta circunstancia ha podido ser la causa de la aparición en gran parte de la población de enfermedades como asma o glaucoma.
Un dato curioso es que en la isla no existen los resfriados. Por cierto, cerraron las fronteras rápidamente para evitar la llegada del COVID-19.
Un poco de historia acerca de este singular archipiélago
En cuanto a su historia, el archipiélago fue descubierto en 1506 por el explorador portugués Tristão da Cunha. Realmente el comandante naval no llegó a pisar el archipiélago debido a la mar gruesa pero igualmente nombró a la isla principal con él mismo.
Muchos países, a lo largo de los siglos, intentaron conquistar este lugar, pero su difícil acceso les llevo a desistir.
En 1815, con la deportación de Napoleón Bonaparte a Santa Helena, los ingleses especularon que los franceses tomarían Tristán como base para rescatarlo. Por ello, en 1817 los ingleses mandaron una partida que ocupó Tristán de forma temporal.
Uno de estos hombres, un escocés llamado William Glass, se enamoró de Tristán y persuadió a su comandante para que le permitiese quedarse junto a su familia y cuatro hombres más.
Los primeros pobladores de este archipiélago remoto
Tras su consentimiento, los nuevos pobladores de la isla se asentaron y establecieron algunas normas. Con el fin de promover la igualdad, todos los habitantes tenían la misma cantidad de ganado y terreno y en épocas difíciles compartían sus bienes.
El comandante William era el único que tenía mujer e hijas, el resto estaban solos. Nueve años más tarde apareció en la isla un inglés llamado Thomas Swain y decidió quedarse.
Thomas ordenó partir a uno de los hombres a Santa Elena para traer mujeres interesadas en ayudarles a poblar Tristán. Le prometió que se casaría con una de ellas y así fue.
Un paulatino crecimiento poblacional
Un año más tarde regresó con 5 voluntarias y se casó con la primera en pisar tierra. No en demasiado tiempo, 6 parejas ya tenían 22 niños. Y la población continuó prosperando.
Otros navegantes fueron llegando a lo largo de los años. Primero, dos americanos de un barco ballenero a los que la isla cautivó. Tras un hundimiento, un holandés también decidió hacer allí su vida. Se llamaba Pieter Groen pero fue rebautizado como Peter Green.
Pero este crecimiento sufrió un exilio masivo cuando William murió. Además en el hundimiento de un barco murieron 15 hombres, habitantes de la isla. La apertura del Canal de Suez, en 1869, ocasionó que los barcos dejaran de pasar por Tristán.
Fue un duro golpe para la población ya que el tránsito de personas y mercancías quedó cerrado.
Un viaje de ida y vuelta tras la erupción del volcán de Tristán de Cunha
En octubre de 1961 su volcán entró en erupción y los habitantes tuvieron que abandonar la isla de inmediato, y tras navegar a una de las islas deshabitadas, fueron rescatados y trasladados a Sudáfrica.
De allí, volaron a Inglaterra donde vivieron como refugiados durante 3 años. Obviamente, la mayoría no se adaptó a un cambio tan radical así que en 1963 volvieron a su hogar.
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En la actualidad el archipiélago es algo más conocido, debido al accidente de un barco que participaba en una carrera naval, y que por fortuna o desgracia sacó del anonimato al lugar más remoto de la tierra.
Si ni Edgar Allan Poe en "Las Aventuras de Arthur Gordon Pym", ni Julio Verne en "Un capitán de quince años", pudieron resistirse a citar este remoto e impresionante lugar, cómo lo íbamos a hacer nosotros.