Una honesta recomendación: cuidado con los suvenires que nos ofrecen cuando estamos de viaje. Son lindos objetos, pero: ¿cómo se hacen?, ¿acaso no conllevan la extracción en los lugares a los cuales se está viajando?
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La realidad de los suvenires
Artesanías, carteras, objetos catalogados como “representativos” del lugar visitado… los típicos souvenires se venden en cantidades. Aunque no lo parezca, la venta de souvenires es un negocio en extremo lucrativo.
Empero, estos objetos tienen un detalle: se hacen con materia prima del lugar. Muchas veces, con maderas locales, o bien con pieles de animales que son sacrificados para confeccionar los “recuerdos” que compran los turistas.
¿Tiene sentido “comprar un recuerdo”? Pareciera ilógico: un recuerdo es una experiencia, no algo físico. Pero, la gente desea llevarse el testimonio del viaje. Algo que resulta muy criticado desde el enfoque del actual turismo sustentable.
¿Cómo se hacen los souvenires?
La manufactura de los souvenires es bastante objetada. Muchas veces, se hacen con materia prima y métodos ilegales, atentando contra la estabilidad del lugar al cual pertenecen. Verbigracia: tallas de coral o marfil, o peines hechos con caparazón de tortuga.
Otros ejemplos son: figuras y máscaras de maderas exóticas, adornos hechos con semillas, así como animales disecados, colas de zorros, piedras extraídas de ríos, amuletos con plumas de aves, o bien cinturones o zapatos de pieles de especies autóctonas.
Son muchos los problemas derivados del negocio de los souvenires. La cacería ilegal se desata, como ha sucedido en América del Sur. Muchos turistas europeos pagan para comprar una “piel de yaguareté”, causando la persecución y muerte de estos animales.
Uno de los problemas es que estos objetos se venden en mercadillos locales, por lo que es complicado controlar su expendio. También, hay un mercado negro con contactos en hoteles, aeropuertos y en los terminales de trenes.
La nueva mentalidad de los viajeros sustentables
¿Cómo acabar con este negocio de los souvenires? La clave está en manos de los viajeros: ¡no comprar estas piezas! Pero, es complicado, pues hay gente que solo viaja para comprar marfil, cuernos de rinocerontes o alguna madera de ébano muy poco común.
Los nuevos turistas ya no “extraen nada de los lugares”, más bien aportan y respetan. Viajar es una responsabilidad con el destino al cual se arriba. Por eso, la sugerencia será siempre no comprar souvenires, no es necesario hacerlo para disfrutar el viaje.
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¿Qué hacer en vez de pagar por souvenires? Ya que estamos en una época de celulares inteligentes, entonces mejor tomar muchas fotos y videos. Esos pueden ser excelentes recuerdos, los cuales no causan daños en el ambiente.
Fuente:
El Confidencial