Albania puedeestar fuera de tu radar al pensar en Europa y no es una coincidencia. A pesarde que países como República Checa o Bulgaria se han convertido en destinosimperdibles para los que desean conocer la verdadera cara de Europa, Albaniaapenas ha logrado convertirse en un destino seguro y amigable con los viajerosde todo el mundo.  

Durante mucho tiempo, el fantasma de la Unión Soviética reinó en ese país, pero ahora que es mucho más accesible, la gente se cuestiona qué pasa en ese país, sobre todo ¿por qué parece que en todas las casas hay muñecos de peluche colgados de las entradas?  

Visitar Butrint, Kalaja, los túneles de la Guerra Fría o incluso el Monte Korab son experiencias que nunca olvidarás, pero sin duda, al caminar por las casas como si fueras un ciudadano común en Albania, los recuerdos de esos muñecos de peluches colgados en las entradas, te perseguirán de por vida.  

En su reportaje para la BBC, Elizabeth Gowing recorrió tres barrios residenciales de Tirana: Barbu, Paskuqan y Kamez, y descubrió que aproximadamente una de cada ocho casas cuentan con esta "decoración".

Sumando el halo de misterio y terror, los muñecos no parecen ser parte de un trabajo estético, en realidad parece que pusieron alambres sobre ellos y los dejaron abandonados, con la impresión de enviar un mensaje claro a alguien.  

¿Cuál es la razón?

Protección contra el mal de ojo. Ahí se encuentra la respuesta. Los peluches son una protección contra el mal de ojo, que tal vez no era popular antes, pero tras las últimas décadas llenas de conflictos, aislamiento del resto del mundo, recesiones y pérdida de empleo; el pueblo (en su mayoría ateo), ha comenzado a confiar en supersticiones.  

Sorprendentemente, nadie sabe cómo se popularizó la idea de que los peluches colgados en las casas eran buenas contra el mal de ojo, pues no es parte de la rica tradición nacional.

El hábito de hacerlo realmente llegó en los años noventa con la caída de la Unión Soviética y la entrada de la democracia a Albania.  

Gowing recuerda que una persona comenzó a construir su casa la policía llegó a molestar y causarle problemas, por lo que su hijo colgó un muñeco de peluche fuera de la casa y desde entonces no han tenido problemas. También es común que cuelguen los peluches con dientes de ajo, una tradición más conocida en la región, pero a pesar de eso no hay una explicación oficial de cómo esto se convirtió en tradición.  

Los muñecos de peluche son parte de la cultura desde hace siglos y su tradición cambia de lugar a lugar. Basta con recordar que hace poco en Honduras se puso de moda que los taxistas y conductores de autobuses comenzaran a poner peluches en sus vehículos simplemente porque se veían bien, pero cuando los rumores de que eran mensajes a delincuentes de la Mara Salvatrucha, tuvieron que quitarlos porque ya nadie quería subir a sus vehículos.

Es imposible no comunicar, cada cosa que hacemos o decisión que tomamos tiene un mensaje. Y estos peluches en las casas de los albanos son, sin duda, un mensaje, y no solo para el más allá.