Hablamos de un destino que exhibe naturaleza en estado puro. El conjunto de ecosistemas que despliega la isla es su mayor legado: extraordinarios paisajes, tupidos bosques, coquetas playas y muchos secretos por descubrir. Es por ello que debemos de cuidar el entorno como si fuera oro, ya que futuras generaciones dependen de ello.
La calidad y variedad natural es prácticamente ilimitada. La amalgama de posibilidades invita a descubrir cada rincón a través de volcanes, barrancos como el de Fagundo o el de los Hombres, miradores como el de la Tosca o la Cumbrecita, costas con joyas como la Cueva Bonita, una extensa flora con especies como la siempreviva de mar, el drago o la laurisilva, y el fenómeno del ‘mar de nubes’ provocado por los vientos alisios.
Mención especial merecen el Parque Natural de Cumbre Vieja, que geológicamente hablando se trata de la parte más longeva de la isla y cuyo terreno es recorrido por la maravillosa Ruta de los Volcanes; y el Parque Natural de las Nieves, con el mágico bosque de tilos, el bosque de laurisilva del Cubo de la Galga y la Ruta de los Nacientes de Marcos y Cordero.
Además, es imprescindible adentrarnos en el enorme cráter de 8 kilómetros de diámetro llamado la Caldera de Taburiente, un parque nacional que nos regala espectaculares acantilados, bosques de pinares canarios, cursos de agua y panorámicas sin igual.
La Palma se ha consolidado como uno de los mejores lugares del globo para el visionado de estrellas y del universo exterior. En su punto más elevado, a 2426 metros sobre el nivel del mar, se encuentra el moderno Observatorio Astrofísico del Roque de los Muchachos.
Desde un punto de vista cultural, se trata de un pueblo que ha sabido preservar sus tradiciones, arquitectura y espíritu histórico a través de fiestas tradicionales y artesanía. De tener la oportunidad, es recomendable experimentar fiestas como la Bajada de la Virgen de las Nieves, los Caballos Fufos o el Diablo y de adquirir artículos de seda, cerámica, cestería o puros.
Quizás sus playas no sean su principal recurso turístico, pero algunas de ellas no dejan de ser una auténtica maravilla. En contraposición a otros destinos, la tranquilidad, la limpieza ambiental y la claridad del agua es la pauta general. Algunas de las playas más recomendables son Santa Cruz de la Palma, Bajamar, Los Cancajos, Zamora, Charco Verde, Puerto de Naos, Puerto de Tazacorte y Nogales.
Además, no dejes de visitar las piscinas naturales de La Fajana y Charco Azul. El simple ejercicio de caminar por la arena negra, nadar en sus aguas tibias y contemplar el amanecer o el atardecer es una terapia de bienestar infalible.
La larga lista de productos locales confirma que la gastronomía palmera es extensa, sencilla y de gran calidad. Ingredientes y aderezos como el gofio, que es una rica harina elaborada a base de cereales que forma parte de la historia canaria, el afamado mojo rojo fundado con la pimienta picona palmera, el queso de cabra, la apreciada sal de alta calidad de Fuencaliente, las papas arrugadas, la almendra dulce, los platos reposteros como la rapadura, los almendrados, el bienmesabe o los marquesotes, la gran variedad de frutas tropicales encabezadas por el plátano, la miel de Tajinaste y los reconocidos vinos como el de malvasía son parte de esta increíble selección de alimentos autóctonos que podrás comprar en mercadillos como el del Agricultor en Puntagorda.
“En boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso”, Refrán canario.