Alrededor de 300 ballenas piloto fueron halladas muertas en una playa de Nueva Zelanda esta mañana. Quedaron varadas y murieron al no poder regresar al mar. Pero eso no fue todo: las ballenas atrapadas en la costa eran más de 400, así que las que aún no habían muerto luchaban por su vida.
Por eso, hubo una pequeña buena noticia en medio de la tragedia: cientos de personas se acercaron, espontáneamente, a tratar de salvarlas. Entre ellos había biólogos y veterinarios, pero también voluntarios que solo querían ayudar.
Las ballenas varadas aparecieron en la bahía Golden, en el noroeste de la isla Sur. No es la primera vez que un grupo de ballenas queda varada en las playas de Nueva Zelanda (el fenómeno se conoce como "suicidio de ballenas"), pero este es uno de los mayores de la historia.
Solo dos suicidios de ballenas han superado a este en cantidad: el mayor data de 1918, cuando 1.000 cetáceos encallaron en las remotas islas Chatham, y el segundo de 1985 en Auckland, con 450 ballenas varadas.
El panorama es complicado: luego de 12 horas de trabajo de los especialistas y voluntarios, solo alrededor de 100 ballenas han logrado volver al mar. Y algunas de ellas vuelven a ser arrastradas a la costa por la marea, quedando encalladas otra vez.
Las causas por las que estas ballenas han quedado varadas no están claras, aunque en la bahía de Golden, que tiene aguas poco profundas, suelen ocurrir este tipo de incidentes.
Para intentar salvar a las ballenas, los expertos y voluntarios intentan mantenerlas húmedas para que no mueran (con trapos mojados, esponjas o botellas de agua), y arrastrarlas nuevamente al mar cuando sea posible.
En el siguiente video puede verse en vivo cómo trabajan contra reloj. ¿Lograrán salvarlas?