En tiempos de pandemia, dónde la incertidumbre que caracteriza al mundo en que vivimos, vino a hacerse más evidente, entrenar la resiliencia resulta ser un factor primordial para transitar con apertura y mayor consciencia este escenario que se nos presenta.
La resiliencia es conocida como la capacidad de sobreponernos a situaciones adversas y salir fortalecidos de ellas. Se trata no sólo de adaptarnos sino también de transformar la adversidad en aprendizaje, capitalizando estas experiencias como los cimientos necesarios para nuestro crecimiento personal, conectándonos con la propia autenticidad y desde ese lugar, vincularnos con nuestro entorno.
la resiliencia se cultiva todos los días
La invitación hoy es a reflexionar sobre cómo podemos cultivar la resiliencia diariamente partiendo de la premisa que ser resilientes no significa ser invulnerables sino, por el contrario, reconocer que somos vulnerables es el punto de partida para fortalecer y potenciar esta capacidad.
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Si bien es cierto que, en la actualidad, están emergiendo cambios que impactan en muchos ámbitos de nuestra vida y, por ende, necesitamos adaptarnos para integrarlos a nuevas rutinas, también es cierto que ya existían circunstancias en la vida cotidiana de cada uno de nosotros que nos requerían poner en práctica habilidades para gestionar, por ejemplo, la ansiedad frente a una situación fuera de nuestro control.
Esto quiere decir que contamos con recursos que pueden llegar a servirnos para ponerlos al servicio de la realidad actual: examinar la posibilidad de trasladar o bien tomar algún aspecto de nuestra conducta que nos haya servido en el pasado para sobreponernos ante “pequeñas” o habituales adversidades hacia eventos más profundos, creando así un mayor bienestar en momentos en que nos invada una sensación de impotencia.
Ahora bien, la actitud y, por ende, la acción (o inacción) que tomemos frente a lo que acontece, depende de cada uno de nosotros y es por eso que, ante una circunstancia similar, el comportamiento que adopte y el tiempo que le demande atravesar esa situación a una persona y otra puede ser muy diferente.
características de las personas resilientes
A continuación, comparto algunos de los atributos que caracterizan a las personas consideradas resilientes:
- Reconocerse vulnerables; esto implica abrir la puerta y dar permiso a las emociones y sentimientos de incomodidad en lugar de tratar de evitarlos. Si además de estar ante una situación fuera de nuestro control, intentamos controlar lo que sentimos con eso que acontece, estaremos cargando un plus de desgaste y pérdida de energía si lo que queremos es transitar un proceso dónde lo que prevalezca sea cuidar nuestro bienestar y no al revés. Aceptar lo que nos pasa, ser compasivos con nosotros mismos y, a partir de ahí empezar a ver y crear posibilidades de acción para atravesar lo que se presenta en armonía.
- Contar con un círculo de empatía y apoyo social para compartir experiencias de forma tal de generar apertura y conectar con otros desde lo humano. Descubrir en ese compartir que nos unen más cosas de las que nos separan, alimenta un círculo virtuoso en lo relativo a humanizarnos, nutrirnos con otros y generar opciones que sean a accesibles y a la medida de cada uno para poder sostenerlas en el tiempo.
- Registrar el diálogo interno: ¿Cuál es la narrativa y los pensamientos alrededor de lo que acontece? Reflexionar sobre esto para transformar este espacio en tierra fértil y suavizar la forma en que nos hablamos, editando lo que necesitemos decirnos para conectar con lo que esté a nuestro alcance hacer en lugar de quedarnos atrapados en un estado de resignación.
- Trabajar en autoconocimiento para explorar los recursos y habilidades con los que ya contamos, lo que necesitamos aprender e inclusive abrirnos a buscar ayuda con el fin de incorporar nuevas perspectivas y formas de abordar la situación que acontece.
- Contar con un propósito claro es un plus importante a la hora de conectar con lo posible y brindarnos orientación en tiempos dónde la incertidumbre prima; genera un sentido de continuar con el proyecto de vida establecido, focalizando en oportunidades.
- Gestionar las emociones: estar atentos a las situaciones que consideremos puedan ser adversas para tomar la iniciativa de regular las emociones que ese acontecimiento nos despierta en pos de generar espacios que favorezcan los estados emocionales que pretendamos experimentar.
Además de bucear en nosotros mismos para conocernos profundamente y tomar decisiones conscientes que nos hagan desplegar un rol protagonista ante las circunstancias que nos presenta la vida, es fundamental acompañar este proceso de una mirada esperanzadora que nos aliente a ser constantes y, a su vez, flexibles, a la hora de crear caminos alternativos cuando resulte necesario.
- Creer en nosotros, en nuestro potencial y en nuestras capacidades es esencial para crear el cambio que necesitemos hacer.
La buena noticia: si tenemos en cuenta que la resiliencia se teje entre la persona y el entorno social, significa que ponerlo en práctica es un trabajo diario que ya estamos haciendo en pequeñas cosas y sólo falte echar luz y poner consciencia a estas sutilezas, fortaleciendo y potenciando esta competencia que ya estamos profesando.
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