Las actitudes sociales hacia la discapacidad han llevado a que estas personas sean percibidas como parejas poco convenientes y desprovistas de sexualidad, entre otros prejuicios. Históricamente, el cuerpo de las personas con discapacidad ha sido medicalizado y visto como no funcional y alejado de la norma.

Normas de género hegemónicas y discapacidad

Los estudios recientes sobre discapacidad revelan cómo las intersecciones de género, condición de discapacidad, etnia, orientación sexual y ubicación geográfica moldean la marginación y vulnerabilidad de estas mujeres. Esto se manifiesta a través del estigma, los prejuicios y las barreras sociales, económicas y ambientales que restringen su participación en cuestiones fundamentales.

La evidencia muestra cómo la discapacidad a largo plazo influye en la sexualidad y la fertilidad, afectando la autoimagen de las mujeres. El objetivo es encontrar estrategias para contrarrestar los estereotipos, desestabilizar las normas capacitistas y derribar las construcciones hegemónicas para recuperar una identidad sexual positiva.

La realidad de vivir con discapacidad en Sudáfrica

Investigaciones en Sudáfrica han puesto de manifiesto que el estigma de la discapacidad y las normas de género influyen en la sexualidad y afectan las relaciones íntimas. Basándose en estudios previos, la investigación de Ingrid Van der Heijden, Jane Harries y Naeemah Abrahams destaca las experiencias de mujeres con discapacidades en Ciudad del Cabo. Este estudio muestra cómo las normas sociales sobre ser una buena esposa y madre, o los estereotipos sobre ser sexualmente deseable, se cruzan con la visión cultural negativa sobre la discapacidad, complicando las relaciones.

Las mujeres con discapacidad en Sudáfrica expresaron ansiedad en sus relaciones sexuales debido a lo que escuchan y experimentan diariamente. La mitad de las entrevistadas en el estudio tenía hijos, pero muchas no completaron la educación secundaria debido a la falta de escuelas que cubrieran sus necesidades específicas. Solo dos participantes se matricularon en estudios universitarios. El empleo formal también fue un desafío, agravado por las altas tasas de paro y la falta de formación.

Voces de mujeres con discapacidad

Según las participantes, la discapacidad impide una plena aceptación social. Las etiquetas desacreditadoras se infiltran en su forma de sentir y pensar, impactando sus relaciones personales. La exclusión social y el sentimiento de rechazo o anticipación del rechazo son omnipresentes. Es difícil conocer gente si se vive aislada, si se necesita ayuda para salir de casa o si la accesibilidad es inexistente. Socializar se convierte en una tarea costosa, aunque la tecnología ayuda. Muchas mujeres eran activas en redes sociales y sitios de citas en línea, utilizando aplicaciones como Facebook, WhatsApp y Tinder para conocer gente.

Al hablar de situaciones íntimas y sexo, las participantes mencionaron la tensión por parte de ellas y sus parejas. Algunos hombres temen cómo manejar la situación y si el sexo funcionará, mientras que otros no soportan la presión social y prefieren ocultar la relación. Estos desafíos revelan una profunda necesidad de cambio en la percepción y aceptación de la discapacidad en la sociedad.

El impacto de la discapacidad en las relaciones

Una mujer contó cómo, tras adquirir una discapacidad, su marido evitaba el contacto sexual y amenazaba con buscar a otra. La sensación de pérdida y rechazo afectaba profundamente su autoestima y confianza en futuras relaciones íntimas. Otra mujer expresó la frustración de que, al quedar embarazada, su pareja la abandonó por temor a la responsabilidad.

El aislamiento social y la falta de aceptación son barreras significativas para las mujeres con discapacidad. Sin embargo, algunas encuentran fuerza en la maternidad, desafiando las expectativas y demostrando su capacidad para criar a sus hijos. Estas historias resaltan la resiliencia de las mujeres con discapacidad y la necesidad de una mayor comprensión y apoyo.

Educación sexual y empoderamiento

Es crucial promover una educación sexual accesible y pertinente para todas las mujeres, incluidas aquellas con discapacidad. La información sobre relaciones saludables y la violencia de pareja, junto con una atención adecuada de salud materna y reproductiva, son esenciales para garantizar relaciones íntimas seguras y satisfactorias.

Desestabilizar los supuestos paternalistas y los prejuicios sobre la sexualidad de las mujeres con discapacidad es fundamental para crear una sociedad inclusiva. Al reconocer y abordar las dificultades que enfrentan, podemos trabajar hacia la erradicación de estigmas y la promoción de la igualdad.

Las mujeres con discapacidad tienen derecho a una vida plena y satisfactoria, incluyendo la posibilidad de relaciones íntimas y sexuales. La sociedad debe esforzarse por crear un entorno que apoye y celebre la diversidad, permitiendo que todas las personas vivan con dignidad y respeto.

También te puede interesar: ¡La impactante verdad! ¿Cómo el género doblega a las mujeres ante el Alzheimer?