¿Ha sentido alguna vez que su trabajo es tan estresante y abrumador que le resulta difícil siquiera pensar en volver? Si es así, es posible que estés experimentando un miedo a ir al trabajo llamado ergofobia.

No se trata de sentir flojera y por eso no querer trabajar, sino de una fobia específica que está siendo estudiada por los profesionales de la salud mental y neurociencias.

Hay muchas razones diferentes por las que alguien puede sufrir ergofobia. Entre ellas, estar descontento con su trabajo o sentir que no tienes control sobre su situación laboral. Además, puedes sentir la sensación de que no te tienen en cuenta o de que simplemente no te quieren allí. Es importante entender la raíz del problema para poder tratarlo con eficacia.

[También te puede interesar: 6 pequeños cambios para un espacio de trabajo más ecológico y sostenible.]

El regreso al trabajo presencial, o conformar un esquema híbrido de home-office combinados con días en la oficina, es otro de los desencadenantes actuales de esta patología, que debe ser abordada por profesionales de la salud mental.

Y no es sólo un problema de los adultos: puedes tener este miedo si eres una persona joven que teme empezar su primer trabajo, al cambiar de empresa; e incluso, un adulto que tiene miedo de ir a la oficina cada día.

Si experimentas alguno de los siguientes síntomas con sólo pensar que tienes que ir al trabajo, es posible que sufras ergofobia, el miedo al trabajo: náuseas, palpitaciones, mareos, dificultad de concentración, y sensaciones de miedo o de temor.

Personalidades más propensas

Hay cierto tipo de personas que pueden ser más proclives a padecer del miedo al trabajo, por ejemplo:

Individuos con alto grado de ansiedad: tienden a sentirse amenazados por distinto tipo de situaciones, aunque no existan motivos reales para vivirlo de esta forma. Por eso suelen caer en evitar ir a trabajar, o escapar, como es el caso de quienes desaparecen de un día para otro sin dejar rastros.

Gente que tuvo experiencias negativas en el mundo laboral, como discusiones con los superiores, o situaciones de sometimiento, alto estrés o haber sido culpadas y expuestas por algún error o fracaso.

Acoso laboral o intimidación: más frecuente de lo que se piensa, son situaciones de tensión, miedo y hasta pánico por las que pasan muchas personas en el trabajo.

Sentir que no se es capaz de cumplir con los objetivos, y no poder expresarlo apropiadamente, ni resolverlo psicológicamente. Esto crea un patrón interno de frustración, juicio negativo hacia sí mismo y hacia el clima laboral.

Malestar permanente o transitorio, que se repite en el tiempo. Es el caso de personas que conviven en un muy mal clima laboral, con agresión, objetivos poco claros, alta exigencia y mal pagos; o cuando les toca asumir tareas con las que no se sienten cómodos, como desafectar a un colega laboral por más que no sea su líder, tener que hablar en público cuando se tiene miedo, o no adaptarse a nuevas tecnologías o políticas de una empresa.

5 ideas para superar la ergofobia, el miedo al trabajo

Aquí tienes algunas claves que pueden ayudarte a superar esta situación que produce un desgaste emocional que erosiona tu capacidad de adaptarte a las distintas situaciones:

Busca expresar lo que sientes

La psicoterapia es un buen punto de apoyo para entender y encauzar lo que sientes respecto a tu actitud frente al trabajo. Un proceso así te ayudará a reconocer la situación, a aceptarla en el presente y a crear vías de resolverla. En cuanto al espacio laboral, también puede ayudarte conversar con alguna persona referente del área de talento de la empresa, explicar claramente tu punto de vista y convenir algunos ajustes mientras vas recuperando tu potencial para dar lo mejor de ti en tus funciones.

[También te puede interesar: ¡Adiós desorden! Conoce estas 7 apps para organizar tu tiempo de manera fácil.]

Evitar provocarte más ansiedad

Ante situaciones donde sabes que quizás no podrás afrontarlas, es necesario encontrar la forma de tender una red de contención de amigos, familia y compañeros de trabajo que puedan ayudar a compensarte emocionalmente, para encauzar esas sensaciones extrañas que pueden aparecer. Por esto, es importante tener un plan de acción consensuado por tu terapeuta, para monitorear tu avance; quizás la solución no sea “desaparecer” del trabajo, sino cambiar la modalidad de afrontar esta situación, hasta que puedas gestionarla convenientemente.

Lleva un registro de tu estado interno relacionado con el trabajo

Como las personas solemos ser subjetivas, será de ayuda que anotes en papel o en tu computadora día a día cómo te sientes respecto a las tareas laborales. Aquí te sugiero que observes cuidadosamente en qué momentos aparece más tensión, angustia o cualquier situación relacionada con la ergofobia, para que sepas dónde irrumpe y puedas activar tus mecanismos de gestión emocional lo mejor posible.

Saber que puedes resolverlo

Aunque al principio sientas que es algo que te supera completamente, el miedo al trabajo se puede elaborar, trabajar y sobrellevar. Todo depende de tu disposición para tener disciplina en el proceso de la terapia.

Toma coaching enfocado en metas progresivas y retadoras

Contar con tu coach personal a la par de la terapia puede ayudarte a fijar objetivos de menor a mayor, lograr un mayor enfoque y empoderamiento interno. El coaching funciona porque trabaja desde el momento presente hacia el futuro de lo que quieres lograr, y es precisamente ese camino de tender puentes con metas a tu ritmo, lo que te permitirá sobrellevar desafíos de menor a mayor, hasta regularizar internamente tu miedo al trabajo.

Como observas, la superación del miedo al trabajo nace de bajar al mínimo los niveles de estrés para que este comportamiento no se transforme en una fobia. La buena noticia es que hay salida y tú puedes dar el primer paso para encontrar esa llave interior.