A veces me ahogo, no puedo respirar... ¡es ataque de pánico! ¿...y si el aire está contaminado?
Los árboles desaparecen con la velocidad con la que la biodiversidad se extingue cada año. Es que molesta, rompe las cañerías, rompe la vereda, se va a caer sobre la casa, vamos a poner cloacas, las ramas se enredan con los cables, están enfermos, el que tengo no me gusta, las hojas que se caen me molestan, es que quiero construir…
Los reclamos y quejas permanente sobre los árboles y ramas abundan, como si fueran intrusos, como si su presencia fuera innecesaria, convirtiendo al pueblo en un lugar despojado de raíces y de oxígeno. La poda indiscriminada, mal realizada y la tala, son amigas de la destrucción.
Pero la agonía de los árboles no termina ahí. También sufren otras amenazas: fumigaciones con agroquímicos, temporales cada vez más fuertes y seguidos, contaminación de napas, del aire, pérdida de nutrientes de la tierra, la sequía... etcétera, etcétera, etcétera.
Pese a todos los pronósticos, ellos siguen allí, firmes en sus raíces, sosteniendo su vida, y la vida de todos los que dependemos de ellos, pese a que todavía nos somos conscientes del sentido de su presencia en nuestras vidas y en el planeta.
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Y entre la indiferencia, la ceguera y la insensibilidad que convierte la realidad en un cóctel autodestructivo, se refleja la falta de conexión que tenemos con la vida, porque cuando no respetamos los árboles no valoramos la vida, la propia vida, y mucho menos la del resto, sin darnos cuenta que también estamos agonizando.
"Necesitamos plantar árboles", se oye. Lo único que nos va a salvar es plantar árboles, otros comentan... y en el greenwashing de la plantaciones indiscriminadas, se empieza a oír la voz cada vez más fuerte de la experiencia que dice...
"Los árboles necesitan crecer, no solo ser plantados, se necesita el árbol indicado, en el lugar indicado para disfrutar de las ventajas de los ecosistemas saludables" publica la ONU, y en este contexto que oscila entre la desesperación y la fe en un cambio de paradigma, te pregunto sobre tu vínculo con los árboles: ¿registrás el árbol que está afuera de tu casa, los árboles de tu cuadra? ¿O sos quien quiere sacarlo para hacer una obra?
En la localidad donde vivo en la provincia de Buenos Aires, Argentina, el arbolado está regulado en el código de planeamiento urbano (Decreto ley 8912/77).
Selvas Tengo en el corazón; Árboles gruesos Prietos de ramas; Yuyos, retamas, Flores de malvón, Pájaros en las ramas, Todo eso tengo en el corazón.
Alfonsina Storni “Primavera” (fragmento) El dulce daño (1918)
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