El parto respetado es un proceso en el cual la mujer es protagonista activa de su embarazo, parto y puerperio; en el que es tratada con respeto y puede estar acompañada por quien elija. La mamá respetada, además, recibe información completa y adecuada para la toma de decisiones. Es considerada una persona sana y es tratada como tal. Un parto humanizado respeta los tiempos biológicos y psicológicos de la mamá y el bebé, y evita las prácticas invasivas innecesarias.

En algunos países, el parto respetado está garantizado por ley. En Argentina, por ejemplo, se promulgó el 2 de Octubre de 2015 la Ley de Parto Humanizado Nº 25.929, que promueve que se respete a la familia en sus particularidades (como raza, religión y nacionalidad) y que se la acompañe en la toma de decisiones seguras e informadas.

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Esa ley es pionera en el mundo, ya que, en otros países, si bien existen legislaciones que regulan en mayor o menor medida el tratamiento de la madre, el recién nacido y su familia en el parto, están en el marco de leyes más amplias, y no son específicas.

Independientemente de la normativa, todas las mujeres tienen derecho a parir como quieren: a estar informadas, tomar elecciones conscientes sobre su propia salud y la de sus hijos, y a estar acompañadas.

¿Qué es la violencia obstétrica?

La contracara del parto respetado es la violencia obstétrica. Según la Ley Argentina 26.485 de Protección Integral a las Mujeres, la violencia obstétrica es un tipo de violencia de género que consiste en todas las prácticas médicas que impiden que la mujer tome decisiones en el momento del parto.

Entre ellas se encuentran: no dar a la mamá información detallada sobre los procesos a los que será sometida; no respetar su cultura, acelerar el proceso natural del cuerpo con medicamentos, y no permitirle estar acompañada.

Según la ley, es un tipo de violencia que se encuentra socialmente naturalizada.

Todo acto que ejerce el personal médico sobre la madre, el niño y la familia que implique un trato deshumanizado, un abuso de medicación y una patologización de los procesos naturales, es considerado violencia obstétrica, y por lo tanto violencia de género.

Existen en el mundo iniciativas que buscan registrar y hacer visible este tipo de violencia para que se tome conciencia y sea finalmente eliminada.

Por ejemplo, en Argentina, la organización Las Casildas promovió un Observatorio de Violencia Obstétrica con el objetivo de recolectar datos y sistematizarlos; realizar el seguimiento de denuncias; monitorear políticas públicas, proyectos de ley y cumplimientos de leyes; elaborar recomendaciones para los organismos e instituciones competentes en el tema, y promover espacios de difusión, debate e investigación.

Esas acciones sirven para que la violencia se haga visible y todas las personas puedan tomar conciencia de ella: no solo las madres, sino todas las personas, incluyendo al personal médico que las atiende y tiene en sus manos la decisión de crear un clima de parto respetado y agradable.

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Cómo sí debe ser un parto respetado

- La familia deber recibir información clara sobre el proceso del parto y el estado de salud del bebé y de la mamá.

- La madre y el bebé deben estar en contacto desde el primer minuto de vida y durante todo el tiempo que permanezcan en el centro de salud.

- El trato a la mamá, el bebé y su familia debe ser respetuoso, considerando su intimidad. La madre tiene el derecho de elegir por quiénes estará acompañada durante el trabajo de parto y parto.

Cómo no debe ser un parto

- El equipo de salud no debe tomar decisiones sobre los procedimientos sin informar a la mujer y su familia.

- Los médicos no deberían limitar el contacto inicial entre la madre y el bebé.

- El equipo de salud no debe obstaculizar la elección del acompañante que la mujer elige.

Todas las mujeres, bebés y familias tienen derecho a un parto y nacimiento respetado, humanizado y sin violencia. Es responsabilidad de toda la sociedad que este derecho sea cumplido.

En este video de la organización Las Casildas, puedes escuchar los testimonios de algunas mujeres que decidieron compartir sus historias para crear conciencia:

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