Modelos médicos: en el siglo XIX, gracias a los avances en medicina y la tecnología, surge el
modelo Biomédico. Este enfoque tenía una inclinación más bien dual; abordando mente y cuerpo de forma aislada. Si bien el modelo tuvo su éxito hasta el 2006 aproximadamente, los diagnósticos por trastornos psicológicos aumentaron en un 60% entre los adultos de 18 a 64 años (Glied, 2009). Esto trajo aparejado el incremento de la medicación psicotrópica, evidenciando la falta de tratamientos alternativos a los psicofármacos, generando un fracaso del modelo (Glied, 2009).
Naturalmente se fue gestando un cambio de paradigma, dando origen a lo que hoy se conoce como el Modelo Biopsicosocial (Engel, 1980). Este modelo propone un abordaje más integral, multifactorial y holístico, considerando una notable correlación entre la salud mental y el cuerpo físico.
Es en ese contexto en el que aparecen varios complementos “nuevos” para tratar y fomentar la salud, entre ellas el Yoga. Esta disciplina se alinea con los principios de la atención de salud mental moderna debido a su enfoque holístico del cultivo de la mente, en el que también se aborda activamente la mejora de la salud fisiológica y social (Evans, 2009).
El rol de los psicólogos
Gracias a la práctica basada en evidencia (un componente fundamental para impartir las estrategias de tratamiento más eficaces), los psicoterapeutas de esta era contamos con una vasta cantidad de herramientas para tratar; desde las más tradicionales hasta métodos complementarios y alternativos que se han ido mostrando y estableciendo como potenciales tratamientos.
Es por esto que, los psicoterapeutas, podríamos ubicarnos en una posición propicia para psicoeducar a nuestros consultantes sobre el uso de la medicina alternativa y complementaria, integrándola a los tratamientos cuando sea apropiado.
Beneficios en Trastornos Psicológicos
El Yoga parece tener beneficios en el tratamiento de trastornos como la Ansiedad y la Depresión. Los propios pacientes han registrado una disminución de síntomas por auto-reporte, en lo que respecta a la mejora en el ánimo agudo (inmediatamente después de la clase) y niveles de Cortisol matutino (Woolery A, Myers H, Sternlieb B, Zeltzer L., 2004).
Por otro lado también se ha demostrado que el Yoga es eficaz para reducir los síntomas de Ansiedad en poblaciones específicas, incluyendo ancianos (Allen, 1987), pacientes con SIDA y VIH (Bonadies, 2004), individuos con Asma (Goyeche JR, Abo Y, Ikemi Y., 1982), receptores de trasplantes de órganos (Kirkwood G, Rampes H, Tuffrey V, Richardson J, Pilkington K., 2005),
pacientes psiquiátricos (Lavey R, Sherman T, Mueser KT, Osborne DD, Currier M, Wolfe R., 2005), individuos con síndrome del intestino irritable (Taneja I, Deepak K, Poojary G, Acharya I, Pandey R, Sharma M., 2004), niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (Harrison LJ, Manocha R, Rubia K., 2004), e individuos con Trastorno Obsesivo-Compulsivo (Kirkwood G, Rampes H, Tuffrey V, Richardson J, Pilkington K., 2005).
Los hallazgos también sugirieron que una sesión de Yoga de 1 hora en practicantes con experiencia está altamente asociada con un aumento del 27% en los niveles de GABA, un neurotransmisor inhibidor que induce la relajación y reduce el Estrés y la Ansiedad (Streeter CC, Jensen JE, Perlmutter RM, Cabral HJ, Tian H, Terhune DB, et al. 2007). Por su parte, la respiración lenta (que suele trabajarse y fomentarse en el Yoga) aumenta las ondas Alfa (ondas cerebrales sincrónicas que responden a estados de alerta tranquilos) en las regiones corticales frontales y este proceso está correlacionado con una elevación de GABA (Abdou, 2006).
La depresión y la ansiedad se caracterizan por bajos niveles de GABA, por lo que esto sugiere que el Yoga sería una alternativa adecuada para explorar como un posible tratamiento complementario/alternativo.
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Actividad cerebral y beneficios del Yoga
Corteza prefrontal
La corteza prefrontal es la región del cerebro que se encarga de las funciones cognitivas de la toma de decisiones, el razonamiento y la expresión de la personalidad. Se encuentra en la parte frontal del lóbulo frontal.
Se ha comprobado que los trastornos de salud mental están correlacionados con una atenuación de las funciones de dicha corteza (Drevet, 2008). Van der Kolk (psiquiatra, autor, investigador y educador neerlandés) afirma que las actividades corporales cuyos mecanismos fisiológicos influyen en los neurológicos (como lo sería el Yoga), refuerzan el funcionamiento de la Corteza Prefrontal, mejoran el bienestar psicológico y favorecen un encuentro terapéutico más eficaz. Asimismo Gerbarg y Brown, psiquiatras que usan técnicas mente-cuerpo en su práctica clínica, escriben que a través de la respiración y el movimiento controlados, varias vías ascendentes actúan al unísono, promoviendo colectivamente la neuroplasticidad, lo que conduce a un mejor funcionamiento ejecutivo y, en consecuencia, a una terapia más eficaz (Brown et al., 2012).
También contamos con un dato interesante respecto a la morfología de la Corteza Prefrontal; en un estudio reciente, las mujeres de 60 años o más con una práctica de Yoga a largo plazo mostraron un mayor grosor en dicha corteza, en comparación con las que no habían practicado Yoga (Alfonso et al., 2017).
Por su parte, la Corteza Prefrontal comparte una vía con el Cerebelo y Diamond publicó un artículo sobre el impacto de la planificación de nuevos movimientos en estas dos regiones y la vía en común; en el proceso de planificación de un movimiento no automatizado, el Cerebelo recluta a la Corteza Prefrontal y esto luego da como resultado una mayor regulación positiva de ambas estructuras y su vía compartida. La práctica de asanas de Yoga ofrece una amplia gama de posturas diferentes y, para la mayoría de los practicantes, el proceso de aprender a entrar, salir y posicionarse correctamente probablemente ofrezca una amplia oportunidad para apoyar la vía que Diamond delinea (Diamond, 2000).
Caudado
El caudado es parte de un grupo de estructuras subcorticales que se conocen colectivamente como los ganglios basales. Tanto el caudado como los ganglios basales en su conjunto interactúan con las redes motoras del Cerebro y apoyan los movimientos finos a través del control preciso de la inhibición y la iniciación.
Gard en el 2015 comparó los Cerebros de los yoguis con los de los no yoguis y descubrió que la mayor diferencia era el alto nivel de conectividad del caudado en los yoguis y que la práctica regular enriquece la relación entre el caudado y otras áreas motoras. Simultáneamente, la planificación constante que tiene lugar durante la práctica del Yoga para pasar de una posición a otra con control y atención consciente involucra naturalmente a las regiones corticales prefrontales, reforzando así la relación entre esta región y el caudado (Gard, 2015).
Es por eso que cabe suponer que la entrada y salida de las posturas de Yoga podría ser un complemento/alternativa para ayudar a los consultantes a desarrollar su capacidad del cambio de foco atencional, lo cuál también impactaría positivamente en el proceso terapéutico mismo.
También evidencias recientes sugieren que el caudado está implicado en la flexibilidad cognitiva (Klanker, 2013), a través de conexiones con las estructuras corticales frontales. Por tanto, el caudado puede mejorar nuestra capacidad para inhibir pensamientos específicos y evocar otros deliberadamente.
Nervio Vago
El Vago es el nervio principal del Sistema Parasimpático (red de nervios que se activa durante el descanso y la digestión). El origen etimológico indica que vagus en latín significa "vagabundo"; el Vago recorre las vísceras, incluído el tracto respiratorio, antes de conectarse finalmente con el Bulbo Raquídeo; la parte más baja del Cerebro. Esta se ubica en la conexión entre el Cerebro y la Médula Espinal, teniendo un papel fundamental en el procesamiento de señales nerviosas que llegan y salen del cuerpo.
El Yoga, mediante el impacto de las Asanas (las cuales trabajan directamente en toda columna vertebral) y la respiración yóguica (que genera un efecto en el tracto respiratorio) ejerce un beneficio neurológico sobre el Nervio Vago. Es por eso que podríamos asumir que
La respiración es esencial para la supervivencia; nuestro Cerebro es muy sensible a los cambios, tanto bruscos como sutiles, que se van dando continuamente. El Vago detecta cualidades de la respiración como la firmeza, la intensidad y la frecuencia, enviando información al Cerebro. Es por eso que podríamos asumir que modificar los patrones de respiración puede modificar la actividad cerebral y la experiencia subjetiva (Brown y
Gerbarg, 2013).
Se cree que el impacto del Yoga en el Vago sea uno de los principales canales por los que la práctica genera efectos psicológicos positivos a corto plazo. Por otro lado, un tono vagal más alto se asocia con beneficios sociales y físicos. Porges, el padre de la Teoría Polivagal, afirma que el Nervio Vago está conectado con varias partes diferentes de un individuo que, cuando se estimulan, promueven las relaciones sociales (Porges, 2011).
Una mirada holística
Trascendiendo objetivos, la práctica en sí misma es una invitación a estar presentes con las fluctuaciones de los estados internos (mente, emociones y sensaciones) mediante la disciplina corporal que, por medio de Asanas, movimiento y respiración consciente, propone ejercitar la elasticidad, la elongación, el equilibrio, la alineación, la fuerza y el foco atencional. Los desafíos que propone la práctica mediante el campo físico (incluído el momento de relajación/Savasana), tienen un impacto a nivel psicológico, fomentando la flexibilidad, la concentración, el balance y la fortaleza como una posible respuesta para vincularnos/estar con lo que sea que nos esté pasando.
Autora: Lara Maria Velazquez
Psicóloga Integral (M.N: 69.298).
Integral con orientación contextual.
Instructora de Yoga.
https://bio.site/soylaruvelazquez
laramariavelazquez@gmail.com
@soylaruvelazquez
Miembro de VIVIR con Ansiedad
https://vivirconansiedad.com.ar/
Referencias
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