¿Alguna vez viste a una persona con un lunar en el ojo? Se llaman "nevus ocular". Sin dudas esos puntos se ven extraños, pero ¿tienen alguna diferencia con los otros lunares que puedes tener en el resto del cuerpo?
Se producen a partir de la concentración de melanocitos, células pigmentadas con melanina que son más oscuras que el resto. Su tono y forma varía de persona a persona.
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Por lo general se encuentran en la parte frontal del ojo, alrededor del iris o debajo de la retina en la zona posterior. Suelen aparecer en los primeros años de vida o en la juventud, aunque también pueden aparecer después, por ejemplo, por la exposición al sol.
Como sucede con los lunares, la mayor parte de las veces no generan síntomas o complicaciones, sino que son señas personales como cualquier otra manchita que puedas tener en la piel.
Sin embargo, al igual que otros lunares de la piel, pueden transformarse en melanomas, un tipo de cáncer que puede alojarse solo allí o hacer metástasis y expandirse.
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¿Qué indica que un lunar en el ojo es peligroso?
- Cambio del color del iris
- Visión deficiente
- Enrojecimiento
- Dolor
- El lunar cambia en su forma, textura o altura
- La piel del lunar se vuelve seca o escamosa
- Se siente duro o con bultos
- Genera comezón
- Pequeños defectos en el iris o la conjuntiva
Otras complicaciones incluyen desprendimiento de líquido o crecimiento anormal de los vasos sanguíneos que rodean el ojo. Pero estos casos son muy extraños.
¿Cómo se detecta?
Un lunar en el ojo es muy sencillo de ver para un oftalmólogo. Si es benigno, no necesita extirparse sino controlarse de forma regular. En caso contrario, el médico debería indicar el tratamiento más adecuado.
Recomendaciones en caso de tener lunares en los ojos
- Revisarlo periódicamente para comprobar que no haya variado en forma, tamaño o color
- Estar atentos si hay picor o molestias
- Usar gafas de sol al aire libre, ya que las células del lunar son especialmente sensibles a la radiación ultravioleta.
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