La primera semana de la COP16 ha revelado tanto avances esperanzadores como bloqueos preocupantes. Aunque se preveía que la llegada de mandatarios y ministros de alto nivel aportara dinamismo, la ausencia de figuras clave, como Luiz Inácio Lula da Silva y Claudia Sheinbaum, ha generado críticas. Esta falta de presión política ha permitido que algunas delegaciones adopten posturas conservadoras en temas esenciales.

Entre los avances más significativos destaca la apertura hacia la creación de un organismo permanente que garantice derechos para las comunidades indígenas, un reconocimiento fundamental tras años de demandas. Sin embargo, el balance general refleja más frustraciones que logros. Varios debates se mantienen estancados, y la posibilidad de convocar una reunión intermedia para 2025 empieza a tomar fuerza.

El laberinto de los fondos para la biodiversidad

Uno de los puntos más polémicos ha sido la necesidad de recaudar 200.000 millones de dólares de aquí a 2030 para financiar proyectos de conservación. Sin embargo, los países se han enfrascado en una disputa sobre cómo gestionar estos recursos. Brasil y la República Democrática del Congo se oponen a que los fondos se canalicen a través del FMAM/GEF, mientras que la Unión Europea y Canadá defienden mantener el estatus quo.

Este estancamiento refleja una fractura estructural entre el Norte y el Sur global. Mientras algunos países en desarrollo, como Colombia, impulsan ideas innovadoras sobre deuda y financiamiento sostenible, otros continúan atrapados en debates burocráticos. El tiempo es apremiante: se han dado tres meses para definir la estrategia financiera, pero persisten dudas sobre si se alcanzará un acuerdo a tiempo.

Divisiones en torno a los datos genéticos y la justicia económica

Otro conflicto candente gira en torno al uso de los datos genéticos de la naturaleza. Actualmente, grandes corporaciones obtienen beneficios multimillonarios utilizando gratuitamente estos datos. Brasil y África lideran la demanda de una tasa del 1% sobre estas ganancias, pero encuentran una firme oposición por parte de Suiza, Japón y Canadá. El fracaso en alcanzar un acuerdo podría erosionar la confianza entre las naciones del Norte y el Sur global, poniendo en riesgo futuros pactos de colaboración.

Hasta el momento, solo 36 de los 196 países participantes han presentado sus planes de acción para la biodiversidad. Sin embargo, países de bajos ingresos argumentan que sin financiamiento asegurado es imposible comprometerse plenamente con estos planes. A pesar de los 2.642 objetivos nacionales ya establecidos, se necesita claridad sobre cómo se implementarán las políticas y fondos necesarios. Las expectativas apuntan a una posible reunión intermedia en 2025 para evaluar los avances reales y desbloquear los recursos comprometidos.

Un nuevo organismo para los pueblos indígenas y comunidades locales

En medio de las discusiones, hay consenso sobre la creación de un organismo permanente para supervisar los avances en derechos indígenas. La propuesta busca que al menos el 20% de los fondos para la biodiversidad se destinen directamente a los territorios de estas comunidades. Sin embargo, el proceso se ha ralentizado por debates sobre la inclusión de comunidades afrodescendientes en los objetivos del Convenio de Diversidad Biológica (CDB).

Fuente: Prensa Latina

Durante la cumbre, los pueblos indígenas de la región amazónica presentaron el G9, una coalición que unifica las demandas de nueve países amazónicos en defensa de la biodiversidad y los territorios. Esta iniciativa busca posicionarse a nivel global al mismo nivel que el G20 y el G7, y ya ha anunciado su intención de llevar sus demandas a la COP30 en Brasil. La declaración del G9 enfatiza:

"La crisis medioambiental puede curarse desde los territorios, que son los mejores conservados del continente."

Números que explican las tensiones y retos de la COP16

El camino hacia un acuerdo ambicioso y necesario

La COP16 en Cali deja claro que, aunque hay avances significativos, los desafíos son igualmente grandes. La falta de consenso financiero y las tensiones entre el Norte y el Sur global amenazan con frenar el progreso. Sin embargo, la creación del G9 y el compromiso con los pueblos indígenas representan pasos alentadores hacia una gobernanza más inclusiva. El éxito de esta cumbre dependerá de la capacidad de los países para superar las diferencias y alcanzar acuerdos que beneficien tanto a la biodiversidad como a las comunidades locales.

Al respecto, María Paula Conrado, científica del programa Ecosistemas de AIDA, enfatizó la necesidad de proteger los océanos: “El océano es nuestro principal aliado para combatir la crisis climática global.”

El reloj avanza, y con él la necesidad de actuar. La naturaleza y las generaciones futuras no pueden esperar más.

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Dichos que marcan agenda: Voces clave en el debate ambiental

Diversas personalidades han marcado la agenda con declaraciones contundentes:

Laura Lapalma, coordinadora de Biodiversidad de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, destacó:
“Es fundamental que los países de América Latina ratifiquen el acuerdo sobre biodiversidad marina y frenen la prospección sísmica.”